CASO PALAU O EL ESCÁNDALO OLVIDADO. Inminente sentencia firme del Tribunal Supremo sobre el caso Palau. La resolución será evacuada dentro de la primera quincena de enero y estallará en la base del edificio convergente, que sigue ahí, dañado pero incólume.

Pujol nombró a Mas, Mas nombró a Puigdemont, Puigdemont nombró a Torra, luego Pujol —el capo de la mafia— le da órdenes a Quim Torra —actual presidente de la Generalitat— y sigue controlando el poder institucional. No es sólo un proceso sucesorio, sino una cadena de mando.

Joan Llinares, el hombre encargado de auditar el Palau de la Música, nos recuerda en una entrevista para El Confidencial que el partido de la oligarquía regional sólo ha cambiado de nombre, pero sigue sirviendo a los mismos intereses:

Es evidente que el 3% es corrupción institucional al máximo nivel. Con esta trama del Palau y con todo lo que se ha ido destapando del 3%, mucha gente que hoy sigue gobernando y dirigiendo la política catalana debería estar apartada completamente, ya sea en su casa o en la cárcel. Pero ahí siguen. (…) Por otra parte, nada más vencer CiU en las elecciones autonómicas el 28 de noviembre de 2010, entró una nueva junta directiva al Palau en la que vi a viejas glorias de Convergencia como Jordi Sumarroca, involucrado en toda la trama del 3%, que empezaron a dificultar mi trabajo y condicionar todo lo que hacía. Por entonces yo ya había llevado toda la documentación al juzgado y estábamos viendo si el Palau de la Música se personaba no solo contra Millet y Montull, sino también contra Convergencia, el partido político que había aparecido aprovechándose del Palau y saqueándolo. Sentarme en la misma mesa con Artur Mas sabiendo todo lo que sabía que había hecho en el Palau me revolvía las tripas. He aguantado muchas cosas, pero esa era imposible. Si además se añade que en la junta del Palau habían entrado personajes que ya entonces parecían vinculados a la financiación ilegal del partido por otros casos que iban saltando, pues las cosa empeoraba. Luego entró David Madí, mano derecha de Artur Mas en la confección de la estrategia comunicativa de Convergencia. Cuando Convergencia gana las elecciones, Artur Mas tiene vía libre para controlar el consorcio del Palau de la Música. Con ese panorama, seguir en el Palau era de un masoquismo total. Yo había avisado hacía tiempo de que el 31 de diciembre terminaban mis servicios, porque la auditoría y la reorganización estaban acabadas. Solo los mecenas me pidieron que me quedase. Insistieron en que siguiera porque había devuelto la confianza a la institución.

A la espera de que el Tribunal Supremo confirme el fallo condenatorio de la Audiencia, los ladrones convergentes se han quedado con el dinero, nada menos que 17 millones de euros pendientes de devolución. Por si fuera poco, gracias a los presidentes-criminales Carles Puigdemont y Quim Torra, la mafia pujolista sigue controlando las palancas de la Generalitat. Y ha conseguido que parte de los catalanes —aquéllos cuyo nivel cultural roza el analfabetismo funcional— perciban a los saqueadores como víctimas de una persecución política. El caso Palau será así el primer aldabonazo judicial que implicará a CDC en el cobro de comisiones ilegales —a cambio de la adjudicación de obra pública—, pero conviene no olvidar que también salpica políticamente al mismísimo Carles Puigdemont. 

Figueres, la Marca Hispànica, 8 de enero de 2020.

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