EL FILÓSOFO CATALÁN QUE FUE GASEADO EN MAUTHAUSEN (OTRO FAKE NEWS DE «LA VANGUARDIA»)
NO HUBO GASEAMIENTOS HOMICIDAS EN MAUTHAUSEN. Si en 1960 el director del Instituto de Historia Contemporánea de Munich, Martin Broszat, podía afirmar que: «(…) la brecha entre los resultados de estas investigaciones y las representaciones históricas contemporáneas del periodismo popular es aún muy grande», a la altura de 2023 esta brecha no sólo no se ha cerrado, sino que ha venido ampliándose hasta convertirse en un abismo. Ahora bien, lo que a la sazón podía ser valorado, por aquéllo del beneficio de la duda, como un problema de ignorancia por parte de los periodistas, 72 años después es fake news, puro fraude. El periodismo, sí, pero también la política institucional y la cultura de masas (literatura, cine…): un gigantesco complot para ocultar a la gente que no hubo cámaras de gas homicidas en sitios donde esas cámaras, construidas después de la guerra, se exhiben a los turistas. ¿Hasta cuándo?
El filòsof català que va ser gasejat a Mauthausen.
El filósofo catalán que fue gaseado en Mauthausen.
Ni en Dachau, ni en Buchenwald, ni en Bergen-Belsen, ni en Mauthausen… Versión oficial, cero «revisionismo». Pero ni siquiera esa «versión oficial» respetan los grandes poderes oligárquicos propietarios de las empresas periodísticas. El autor del libro en que básase el artículo, Max Pérez, afirma lo siguiente sobre la obra Elogi de la mentida, de Josep Torres Tribó:
Crec que és un llibre esplèndid, amb una tesi sorprenent: la mentida és creativa. Mentre que la veritat ens encadena, la creació de la mentida ens fa la vida més lleugera.
La mentira es creativa, la verdad nos encadena, la mentira nos hace la vida más ligera…
FILOSOFÍA DE LA POSVERDAD
Josep Torres Tribó, el presunto filósofo supuestamente gaseado, no era católico ni creyente en la vida eterna —o quizá sí— sino anarquista, ateo y racionalista. Un racionalista que justificaba la mentira con argumentos sedicentemente verdaderos, o sea, un sofista. Es en este punto donde se observa con diáfana claridad que todas las utopías de izquierdas, esos productos letales disfrazados bajo montañas de azúcar, son secularizaciones políticas del gran fraude judeo-cristiano. El Reino de Dios en la tierra, llámese «modo de producción comunista», «anarquía», «mercado mundial» o «comuna libertaria»…, procede de los Evangelios, conjunto de fábulas judías cuyo objeto es hacernos la vida más ligera, léase: convertirnos en unos canallas de la misma calaña que quienes propalaron el bulo estupefaciente de la resurrección. El sistema oligárquico sionista ha recuperado el imaginario judaico en cuestión para construir el mito lobotomizador del «final (feliz) de la historia» (Francis Fukuyama). De la revolución comunista, en efecto, no queda ya casi nada, pero las «izquierdas» progres, liberales, rescatan la «utopía», los «valores» (esperanza, felicidad, fraternidad…), en cuanto genuina herencia del gulag, es decir, la mentira sistemática, el fraude, la cloroformización y la idiotización de la gente (=gentiles), erigidos ahora en sustancia de un pseudo «progresismo» que bombea sus efluvios venenosos dentro de la campana matrix (Meta).
Y luego estos mismos sinvergüenzas u otros de parecido jaez nos soltarán el sermón de las fake news en las redes sociales, cuando las fake news fueron inventadas por el periodismo más profesional y corporativo en los tiempos de la Comisión Creel, no por internet. «La Vanguardia» sigue siendo, por lo demás, esa fosa séptica que siempre fue: un lupanar al servicio de los poderosos. Josep Playà Maset, autor del artículo, se ha lucido. Felicidades.
Figueres, la Marca Hispànica, 14 de enero de 2023.
UN SOCIÓLOGO DE FAMA MUNDIAL AFIRMA QUE LOS JUDÍOS CONTROLAN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN
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