¿SE DEFIENDE ISRAEL? LAS CRIMINALES MENTIRAS DE OCCIDENTE
CADA DÍA Y A TODAS HORAS EL ESTADO DE ISRAEL PRACTICA LA LIMPIEZA ÉTNICA DE PALESTINA. Los titulares de la gran prensa occidental, con una machaconería desvergonzada y casi ritual, sostienen que Israel atacó a los palestinos en respuesta por el lanzamiento de cohetes de Hamas. Como si la resistencia actuara para agredir a Israel sin otro motivo que su intrínseca maldad. ¿Pretenderá acaso Hamas destruir el Estado judío con artilugios caseros? Parece evidente que esta presunta agresión terrorista es, más bien, el grito desesperado de socorro que una comunidad sometida impunemente a limpieza étnica desde 1948 envía al resto del mundo. Un mundo repleto de defensores de los derechos humanos pero indiferente ante el crimen que con Palestina se está perpetrando cada día y a todas horas a lo largo de 73 años. Pero Hitler ya nos avisó. Israel no oprime a los palestinos porque sean árabes, sino porque son no-judíos. Los judíos, el pueblo escogido con derecho al anatema (genocidio). ¡Después de los palestinos vamos pues todos los demás! La resistencia de este pueblo representa la lucha de las naciones contra la agresión oligárquica a escala mundial. La lección de Palestina concierne a toda la humanidad.
https://intra-e.com/lamarca/index.php/2020/02/07/el-rabino-supremo-de-israel-afirma-que-los-no-judios-solo-existen-para-servir-a-los-judios/
LAS MENTIRAS PROPAGANDÍSTICAS DE LA PRENSA OCCIDENTAL
Los medios de comunicación occidentales, en su mayor parte de propiedad judía, envían siempre, en efecto, el mismo mensaje: Israel sólo se defiende, no hace otra cosa que defenderse. Ayer lo hacía de los opresores romanos, de los antisemitas e inquisidores cristianos, luego de los nazis (el «mal absoluto»); hoy, de los terroristas. Joe Biden: «Israel tiene derecho a defenderse». Un hombre adulto armado hasta los dientes se abalanza sobre un niño palestino herido para secuestrarlo y éste le da una patada. Estamos ante una «pelea», un «conflicto», y el soldado «se defiende» de la patada, la agresión del niño, golpeando con su cabeza en una roca. (Ejemplo basado en hechos reales). Para Occidente, en su horrenda y repulsiva hipocresía, se trata de perpetrar un genocidio con total impunidad y encima, por si fuera poco, continuar ostentando la doctrina de los derechos humanos y el humanitarismo moral como señas de distinción e identidad frente al «fascismo», el «mal absoluto». Hete aquí la ONU y las instituciones internacionales o el derecho a exterminar, por acción u omisión, con buena educación y legalidad jurídico-formal intachable. No otra ha sido la historia moderna del planeta antes, durante y después de la Segunda Guerra Mundial, con los «fascistas» —¡¡¡los asesinos israelíes serían, efectivamente, fascistas, nunca judíos víctimas del Holocausto!!!— como chivos expiatorios de todas las atrocidades que el hombre civilizado pueda perpetrar.
https://intra-e.com/lamarca/index.php/2020/01/21/un-sociologo-de-fama-mundial-afirma-que-los-judios-controlan-los-medios-de-comunicacion/
LA NAUSEABUNDA HIPOCRESÍA DE LAS INSTITUCIONES INTERNACIONALES OCCIDENTALES
Visto que estaríamos ante una «pelea», un «conflicto», una «guerra» incluso, entre Israel y Palestina, con Palestina como agresor, conviene a los fariseos antifascistas adoptar una posición equidistante entre los genocidas judíos y sus víctimas árabes denunciando los presuntos crímenes de Hamas. Organización islamista de la resistencia —que el Estado de Israel promovió para debilitar a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), laica y más incómoda de combatir en términos propagandísticos— clasificada y estigmatizada como «terrorista» tanto por los EEUU cuanto por la UE. ¿Clasificarían como terrorista la Resistencia Francesa contra la ocupación nazi, estos institutos? Con la diferencia de que los nazis no colonizaban el país ocupado y sujeto a un tratado de rendición, no desplazaban a la población francesa para hacer sitio, pongamos por caso, a colonos alemanes. Nadie sostendrá que Hitler pretendía exterminar a los franceses. Justamente lo que sí hace Israel con los palestinos y provoca —a tenor de la total impunidad judía en éste y muchos otros crímenes de lesa humanidad— la presunta «agresión» de Hamas. Lanzamiento de cohetes caseros que va siempre seguida de un demoledor ataque militar israelí por tierra, mar y aire contra la población civil palestina.
Ahora bien, cuando un hombre adulto pretende secuestrar a un niño, éste le arrea una patada al agresor y las instituciones internacionales condenan tanto la «agresión» del niño («terrorista») cuanto la reacción «desproporcionada» del agredido, a saber, del pobre soldado israelí golpeado de forma inmisericorde, «posición equidistante» sólo puede significar una cosa, a saber: convalidar el secuestro y la violencia contra la víctima. Y a esto se dedica Occidente desde hace décadas. ¿Creen ustedes que, después de todo ese tiempo, algo va a cambiar ahora, cuando los sionistas acarician ya el fruto de sus abyectas fechorías? Porque la realidad no es que haya una «guerra», ni siquiera un «conflicto», entre Israel y Palestina. La realidad es que Israel quiere perpetrar y está perpetrando un genocidio en Palestina. Y si no partimos de esta premisa, todo razonamiento ulterior es fraude y complicidad tácita con los genocidas incluso cuando se condenan los abusos de Israel (para, acto seguido, no hacer absolutamente nada a efectos de impedirlos). El Estado de Israel no quiere la paz. Una resolución del conflicto y un tratado de paz con un Estado Palestino soberano es, antes bien, aquéllo que más teme. La motivación de Israel ha sido siempre exterminar al mayor número posible de palestinos con la excusa de «defender» a los civiles judíos. Afirmación que, desde la Nakba, ha venido verificándose en Gaza con putual y sangrienta regularidad tras las sucesivas matanzas de 2008, 2012 y 2014. Pero también, por si quedasen dudas, con la actuación de Israel durante la Gran Marcha del Retorno (2018-2019), cuando los soldades israelíes disparaban a bocajarro contra manifestantes palestinos desarmados hasta asesinar a 250 y herir a miles de ellos. ¿Se produjo alguna intervención militar humanitaria de Occidente para impedir este crimen? No. Porque Israel, como sabemos, sólo se «defendía» de los manifestantes.
https://intra-e.com/lamarca/index.php/2018/11/22/prosigue-la-limpieza-etnica-de-palestina/
LA REPUGNANTE HIPOCRESÍA DE AMNISTÍA INTERNACIONAL
Como ejemplo flagrante del nausebundo discurso humanitario de Occidente, Amnistía Internacional condenando los abusos de Israel… desde 1967. La Nakba, atrocidad fundacional, ha sido borrada de la memoria histórica:
LA OCUPACIÓN DE ISRAEL: 50 AÑOS DE DESPOSESIÓN
A lo largo de medio siglo, la ocupación de Cisjordania —incluida Jerusalén Oriental— y la Franja de Gaza por Israel ha dado lugar a violaciones sistemáticas de derechos humanos contra su población palestina.
Desde que comenzó la ocupación en junio de 1967, las implacables políticas israelíes de confiscación de tierras, asentamiento ilegal y desposesión, sumadas a la discriminación generalizada, han infligido un sufrimiento inmenso a la población palestina despojándola de sus derechos fundamentales.
El régimen militar de Israel altera la vida diaria de los Territorios Palestinos Ocupados en todos sus aspectos. Sigue afectando a cómo y cuándo los palestinos pueden —y si pueden— desplazarse al trabajo o a la escuela, viajar al extranjero, visitar a familiares, ganarse la vida, asistir a un acto de protesta y acceder a sus tierras de cultivo o incluso al suministro de electricidad o de agua potable. Todo ello implica sufrir humillación, miedo y represión a diario. En la práctica, Israel ha tomado como rehenes las vidas completas de estas personas.
Además, ha adoptado un complejo entramado de leyes militares para reprimir la expresión del desacuerdo con sus políticas, y altos cargos públicos han tachado de “traidores” a los israelíes que abogan por los derechos de la población palestina.
Apropiación imparable de tierras por Israel: los asentamientos ilegales israelíes
La política israelí de construir y expandir asentamientos ilegales en tierras palestinas ocupadas es una de las principales fuerzas impulsoras de las violaciones generalizadas de derechos humanos resultantes de la ocupación. A lo largo de los últimos 50 años, Israel ha demolido decenas de miles de propiedades palestinas y ha forzado el desplazamiento de grandes grupos de población para construir viviendas e infraestructuras destinadas al asentamiento ilegal de su propia población en los territorios ocupados. Además, ha desviado recursos naturales palestinos —como agua y tierras de cultivo— para uso de los asentamientos.
La existencia misma de los asentamientos en los Territorios Palestinos Ocupados viola el derecho internacional humanitario y constituye un crimen de guerra. A pesar de múltiples resoluciones de la ONU, Israel ha seguido apropiándose de tierras palestinas y apoyando a los al menos 600.000 colonos que viven en la Cisjordania ocupada, incluida Jerusalén Oriental. Hasta 2005, más de 9.000 colonos israelíes residían ilegalmente en Gaza.
En los últimos meses, Israel ha acelerado la expansión de los asentamientos. El gobierno ha anunciado planes para la construcción de miles de viviendas nuevas en asentamientos existentes, y también para la creación de dos nuevos asentamientos en la Cisjordania ocupada.
Además de construir ilegalmente viviendas e infraestructuras para asentamientos en tierras palestinas, las empresas israelíes e internacionales que operan en los asentamientos han creado una economía floreciente que sostiene su presencia y expansión. Esta “actividad empresarial de los asentamientos” depende de la apropiación ilegal de recursos palestinos, que incluyen agua, tierras y minerales, para producir bienes que se exportan y venden para beneficio privado. Cada año se exportan internacionalmente bienes producidos en los asentamientos por valor de cientos de millones de dólares.
Queremos que los gobiernos dejen de sostener una economía que contribuye a la prosperidad de estos asentamientos ilegales y fomenta el sufrimiento de la población palestina, y tú puedes ayudar.
Pide ya a tu gobierno que prohíba la entrada en el mercado nacional de bienes producidos en los asentamientos israelíes y que impida que las empresas radicadas en tu país operen en los asentamientos o comercien con sus productos, y así ayudará a poner fin al ciclo de violaciones de derechos humanos que sufre la población palestina sometida a la ocupación de Israel.
La vida diaria bajo la ocupación: población atrapada y oprimida
Debido a los cientos de puntos de bloqueo militar israelí repartidos por toda Cisjordania—entre puestos de control, bloqueos de carreteras y vías para uso exclusivo de los colonos— y al régimen general de permisos, simples quehaceres diarios se convierten en una lucha constante para la población palestina que intenta ir a trabajar, a estudiar o al hospital. Israel sostiene que la sinuosa valla/muro de 700 kilómetros de longitud está ahí para impedir ataques armados de palestinos contra Israel, pero no explica por qué en un 85% está construida sobre tierras palestinas, e incluso se adentra considerablemente en Cisjordania. Lo que sí hace la valla/muro es aislar entre sí a las comunidades palestinas y separar a las familias. Asimismo priva a la población palestina de acceso a servicios básicos y separa a los agricultores de sus tierras y otros recursos, causando la paralización de la economía palestina. Además, una legislación intrínsecamente discriminatoria e injusta impide a muchas personas contraer matrimonio, o desplazarse dentro de los territorios ocupados o hasta Israel para visitar a seres queridos o vivir con ellos. Estas restricciones arbitrarias son discriminatorias e ilegítimas y deben levantarse de inmediato.
Aunque Israel retiró sus tropas terrestres de la Franja de Gaza en 2005, mantiene un bloqueo ilegal por tierra, mar y aire sobre Gaza, así como una “zona de acceso restringido” o zona temporal de seguridad dentro de Gaza. De esta manera ha mantenido aislados de otras partes de los Territorios Palestinos Ocupados y del resto del mundo a más de dos millones de palestinos durante 10 años.
Restricciones de acceso a recursos naturales
Además de decidir adónde pueden ir y a quién pueden ver los palestinos, Israel también controla su acceso al agua potable y lo restringe arbitrariamente. Los israelíes consumen al menos cuatro veces más agua que los palestinos que viven en los Territorios Palestinos Ocupados.
El restrictivo suministro de agua a la población palestina por Israel no permite cubrir las necesidades básicas de la población palestina ni supone una distribución justa de los recursos hídricos comunes. Las piscinas, praderas bien irrigadas y grandes fincas de riego de los asentamientos israelíes en territorio ocupado —verdes y frondosas incluso en plena estación seca— contrastan enormemente con los áridos y resecos pueblos palestinos adyacentes, cuyos habitantes consiguen a duras penas agua suficiente para lavar, ducharse, cocinar o beber, y todavía les resulta más difícil regar sus cultivos.
Fuente: https://www.amnesty.org/es/latest/campaigns/2017/06/israel-occupation-50-years-of-dispossession/
La palabra limpieza étnica, y ya no digamos genocidio, no aparece por ningún lado en el texto. Amnistía Internacional, con su melifluo lenguaje y doble rasero a la hora de caracterizar y calificar jurídica, moral y políticamente los hechos, es un ejemplo clásico de cómo los intelectuales progresistas burgueses occidentales colaboran, por acción u omisión, en la perpetración de crímenes de lesa humanidad tipificados por el Tribunal de Nüremberg y pueden, no obstante, seguir sindiéndose bondadosos y humanitarios defensores de «la democracia» y «los derechos humanos».
Figueres, la Marca Hispànica, 17 de mayo de 2o21.
https://intra-e.com/lamarca/index.php/2019/12/17/el-judaismo-y-la-esclavizacion-de-los-gentiles-segun-max-weber/
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