EL CELEBÉRRIMO ACUERDO DEL SIGLO CONSISTE EN LA ANEXIÓN ISRAELÍ DE CISJORDANIA A CAMBIO DINERO. El presidente de los EEUU, Donald J. Trump, ha parido un ratón. Pero, eso sí, un ratón con kipá. Su invento vulnera la legalidad internacional, los acuerdos de Oslo, los derechos humanos y las resoluciones de la ONU, justificando como hechos consumados los crímenes de guerra israelíes. En realidad, la propuesta es sólo un ultimátum encubierto, una provocación que precede a la desvergonzada anexión de los territorios ocupados. 

Algunos medios de comunicación han acogido con indignación poco disimulada esa burla a la inteligencia —y a la decencia más elemental— que Trump pretendía disfrazar de acontecimiento histórico:

El Acuerdo del Siglo presentado por el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, supuso una muestra de indignidad y vulneración de los derechos humanos para un gran sector de la población mundial, a la postre del respaldo de los intereses de Israel. Durante la presentación de este plan, el pasado martes 28, estuvo  presente el primer ministro en funciones de Israel, Bejamin Netanyahu, como representante de la mayor beneficiada de esta suerte de acuerdo que pone en bandeja la soberanía y el total dominio del territorio palestino ocupado desde 1967.

Según informa TeleSur, el jefe de la diplomacia europea se mostró, como poco, escéptico ante el último esperpento de la extrema derecha judeo-sionista:

En una rueda de prensa ofrecida en Amán, al término de una reunión con el canciller de Jordania, Ayman al-Safadi, el jefe de la diplomacia del bloque comunitario (UE)  calificó la iniciativa del presidente estadounidense Donald Trump como el “llamado plan de paz”. “El acuerdo del siglo desafía muchos parámetros acordados por la comunidad internacional: las fronteras de 1967, según lo acordado por ambas partes”, dijo Borrell.

Para Kaosenlared, el «Acuerdo del Siglo» consiste en comprar Palestina con dinero saudí para luego regalársela a Israel: 

Desde el anuncio del Acuerdo del Siglo, Trump se jactó de que su propuesta para Palestina se iba a basar en soluciones jamás exploradas anteriormente y que esa, precisamente, iba a ser la clave su éxito. Sin embargo, ya hemos visto que la única originalidad del documento es el desprecio al derecho internacional, que era la base de todas las negociaciones anteriores y que el régimen de Israel jamás estuvo de acuerdo en respetar. Para ser más precisos, realmente el acuerdo quiebra todos los consensos históricos y jurídicos a cambio de generosas inyecciones de dinero cifradas en 50.000 millones de dólares. Pero ¿quién pondría ese dinero? La lógica nos diría que Israel, que es quien se va a beneficiar del robo del siglo, quien se va a quedar con el agua o con el gas de las aguas territoriales palestinas frente a las costas de Gaza. Pero no, tratándose de Israel, no hay lógica posible. En este caso, el ladrón no va a devolver lo robado, todo lo contrario, se le va a otorgar un título de propiedad, se le va a gratificar con otras propiedades ajenas que pretendía robar en el futuro, se le van a perdonar todas sus fechorías, jamás va a poder ser juzgado por ellas y las supuestas compensaciones a las víctimas de tal latrocinio las va a pagar… Arabia Saudí y otros países del Golfo. ¿Genial, verdad? Realmente original, sí señor.

Para el diario El Mundo, boletín oficioso de la judería española, el problema consiste en que la Liga Árabe ha rechazado la propuesta judeo-sionista:

La organización panárabe ha mostrado «su rechazo al acuerdo del siglo estadounidense-israelí al considerar que no cumple con los derechos mínimos ni las aspiraciones del pueblo palestino». «No vamos a cooperar con la administración estadounidense en la puesta en marcha de este plan», subraya la resolución final, que respalda la rotunda negativa mostrada por los palestinos a lo que han calificado de «la bofetada del siglo».

Sólo las reacciones negativas de la parte estafada interesan a este medio: ni una crítica a esta nueva burla del derecho y la dignidad de los palestinos cocinada por la oligarquía judía. En la misma línea informa El País, subrayando la respuesta hostil de los palestinos; quienes, al parecer, son muy radicales e intratables, como todo el mundo sabe de sobras:

“No cederemos. No nos agacharemos”, ha advertido el presidente Mahmud Abbas. El mensaje del rais palestino a través de la televisión oficial era una reedición del “No pasarán” tantas veces invocado por los dirigentes de un pueblo sin Estado. “Se lo he dicho a Trump y a Netanyahu: Jerusalén no está en venta”, tronó el líder de la Autoridad Palestina, de 83 años, que asiste al intento de derribo de las instituciones de autogobierno que ayudó a nacer en los Acuerdos de Oslo de 1993. “No vamos a regatear sobre nuestros derechos con la conspiración que representa este trato”, remató.

La versión de ABC sugiere al menos que Trump reincide en el fraude como el mentiroso empedernido que siempre fue:

Dice la propuesta difundida por la Casa Blanca que «se dobla el territorio que en la actualidad controlan los palestinos». Lo cierto es que se aumenta el territorio en que los palestinos tienen control civil y policial, pero el territorio logrado sería menor al de las fronteras resultantes tras la guerra de 1967, debido a la expansión de los asentamientos en Cisjordania.

No así La Razón:

Para empezar el documento considera imprescindible la solución de los dos Estados, Israel y Palestina. Se considera que Jerusalén Este puede ser una capital compartida. Trump enfatizó que «este plan duplicará el territorio palestino y establecerá la capital del estado palestino en el este de Jerusalén, donde Estados Unidos abrirá felizmente una embajada».

En definitiva, estamos ante una auténtica provocación, cuyo resultado era de prever incluso para un zoquete como Trump. Por tanto, la finalidad del plan es otra, a saber, utilizar el esperable y esperado rechazo palestino como casus belli para el verdadero proyecto judeo-sionista. A los palestinos, se dirá, ya se les dio una oportunidad, pero la rechazaron: ellos son los culpables de la aplicación del ‘plan b’ que viene a continuación, consistente en el uso indiscriminado de la fuerza para la anexión pura y dura de la Cisjordania ocupada. De hecho, el día 2 de febrero, según informa ABC, Israel habrá procedido ya a la incorporación territorial de los asentamientos:

Dos horas estuvo la oferta de Donald Trump en pie. En cuanto salió de la Casa Blanca, acabada formalmente su visita, el primer ministro de Israel en funciones, Benjamín Netanyahu, anunció que el domingo comienza a tramitar la anexión de los asentamientos judíos en Cisjordania, algo que había prometido en las últimas elecciones, en las cuales no logró una mayoría suficiente para formar gobierno. En marzo se repiten por segunda vez los comicios.

Pero esto es sólo el principio: la verdadera sustancia de esa estafa denominada pomposamente —para halagar la vanidad de los dos locos egocéntricos que la promueven— «Acuerdo del Siglo», vendrá después. Que no te engañen.

Figueres, la Marca Hispànica, 5 de febrero de 2020.

EL EX PRESIDENTE ITALIANO FRANCESCO COSSIGA ACUSÓ A EEUU E ISRAEL DE ORQUESTAR EL 11-S

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