LAS TRES VARIANTES MÁS CONTAGIOSAS DEL VIRUS HAN APARECIDO EN PAÍSES GOBERNADOS POR LA DERECHA «NEOCON» SIONISTA
CORONAVIRUS BRITÁNICO, BRASILEÑO E HINDÚ. Los EEUU encabezan la lista de contagiados y fallecidos por la Covid-19 a causa de la política negacionista del neoconservador sionista Donald J. Trump. Pero no son los únicos concernidos. Países bajo mandatarios de la misma ideología ultra —cuyo equivalente en España sería la secta de Santiago Abascal— muestran una fuerte afectación: el Brasil de Jair Bolsonaro y la India de Nerendra Modi siguen, en efecto, a los EEUU en el ranking de la carnicería. Y el Estado más castigado de Europa es la Gran Bretaña del neoconservador sionista Boris Johnson, con 131.201 muertos. A esta correlación entre ideología e infectados se añade ahora el hecho de que las tres variantes más contagiosas —británica, brasileña e hindú— han surgido también en naciones cuyos gobiernos de derecha neoconservadora sionista —¡¡¡excepto Israel!!!— se caracterizan por sus consignas neoliberales de sesgo manchesteriano. Ha habido, en efecto, varias mutaciones y variantes del virus, pero las peores corresponden a países con políticas consistentes en promover el contagio masivo para lograr la inmunidad de rebaño, negando o minimizando a la par la gravedad de la pandemia «para no perjudicar a la economía». El precio de las locuras ultraderechistas está pagándolo, empero, la humanidad en su conjunto, porque dichas variantes se han extendido por todo el planeta.
EEUU encabeza el número de fallecidos a fecha de 15 de agosto de 2021 con 621.653 decesos por Covid-19. Es el resultado de la política de Donald J. Trump, pero por el momento no hay una variante estadounidense más grave del virus aunque éste procediera de allí. Le sigue Brasil con 568.778 y la India con 431.225 muertos. Los tres son países gobernados por la derecha neoconservadora sionista que, sin embargo, no ha imitado las políticas de Israel para con su población. Mientras Israel se muestra muy protector con el «pueblo escogido», los líderes sionistas cristianos se han dedicado a promover el contagio y, por ende, un exterminio de cuño manchesteriano que incluso fue teorizado por el Instituto Americano de Investigación Económica en la Declaración de Great Barrington, Massachusets, más conocida como teoría de la «inmunidad de rebaño». Según sugiere ya su nombre informal, dicha gestión sanitaria por omisión —se abandona a la gente (=gentiles) a su suerte— pretende lograr que todos los miembros de la comunidad produzcan anticuerpos propios. Objetivo que se alcanza tras una matanza de proporciones gigantescas: gentle lives don’t matter. (Que se considería poco adecuada para los israelíes). Las muertes gentiles no importan, pues. Investigadores de Harvard, Oxford y Stanford están implicados. También tres científicos hindúes que trabajan para estas instituciones claramente atlantistas y conservadoras. Reproducimos a continuación la Declaración de Great Barrington traducida al castellano.
La Declaración De Great Barrington
Como epidemiólogos de enfermedades infecciosas y científicos de salud pública, nos preocupan los impactos en la salud física y mental de las políticas que predominan en relación a la COVID-19 y recomendamos un abordaje que llamamos Protección Focalizada.
Provenientes tanto de izquierda como de derecha, y de distintas partes del mundo, hemos dedicado nuestra profesión a proteger a los demás. Las actuales políticas de confinamiento (lockdown) están produciendo efectos devastadores en la salud pública a corto y largo plazo. Los efectos (para mencionar sólo algunos) incluyen tasas de vacunación más bajas, empeoramiento en los resultados de enfermedades cardiovasculares, menores detecciones de cáncer y deterioro de la salud mental—lo que conducirá a un mayor exceso de mortalidad en los próximos años, siendo la clase trabajadora y los miembros más jóvenes de la sociedad aquellos sobre los que recaerá el peso más grande de estas medidas. Dejar a los niños sin escuelas es una grave injusticia.
Mantener estas medidas en pie hasta que haya una vacuna disponible causará un daño irreparable en los menos privilegiados, quienes terminarán siendo afectados de manera desproporcionada.
Afortunadamente, nuestro conocimiento sobre el virus está creciendo. Sabemos que la vulnerabilidad a la muerte por COVID-19 es más de mil veces mayor en los ancianos y débiles que en los jóvenes. En efecto, para los niños, la COVID-19 es menos perjudicial que muchos otros peligros, incluyendo la influenza.
A medida que se desarrolla inmunidad, el riesgo que todos tienen de infectarse —incluyendo los vulnerables— desciende. Sabemos que, eventualmente, todas las poblaciones alcanzarán la inmunidad de rebaño –es decir, el punto en el que la tasa de infecciones nuevas se mantiene estable— y que esto puede beneficiarse de (pero no depende de) una vacuna.
La manera más humana de abordarlo, midiendo los riesgos y los beneficios de alcanzar la inmunidad de rebaño, es la de permitirle a aquellos que están bajo un mínimo riesgo de muerte, vivir sus vidas con normalidad para alcanzar la inmunidad al virus a través de la infección natural, mientras se protege mejor a aquellos que se encuentran en mayor riesgo. Esto lo llamamos Protección Enfocada.
Adoptar las medidas para proteger a los vulnerables debería ser el objetivo central de las acciones de salud pública dirigidas contra la COVID-19. Por ejemplo, los asilos de ancianos deberían emplear personal con inmunidad adquirida y realizar test al personal y los visitantes con frecuencia. La rotación del personal debería limitarse. Las personas jubiladas que viven en casa deberían contar con provisiones y otros elementos esenciales enviados a sus casas. En cuanto fuera posible, deberían reunirse con sus familiares en exteriores en lugar de interiores. Una lista exhaustiva y detallada de las
medidas, incluyendo un abordaje particular para hogares multigeneracionales, puede ser desarrollada, lo que se encuentra perfectamente dentro del ámbito y las capacidades de los profesionales de la salud pública.
Aquellos que no son vulnerables, deberían reanudar inmediatamente su vida con normalidad. Medidas sencillas de higiene, como lavarse las manos y quedarse en casa cuando se esté enfermo, deberían ponerse en práctica por todos para reducir el umbral de inmunidad de rebaño. Las escuelas y universidades deberían abrir para una enseñanza presencial. Las actividades extracurriculares, como los deportes, deberían reanudarse. Los adultos jóvenes de bajo riesgo deberían trabajar con normalidad, en lugar de hacerlo desde casa. Los restaurantes y otros negocios deberían abrir. Las artes, la música, los deportes y otras actividades culturales deberían reanudarse. La gente que se encuentra en mayor riesgo podría participar, si así lo desea, mientras la sociedad en conjunto disfruta de la protección otorgada a los vulnerables por aquellos que han desarrollado inmunidad de rebaño.
4 de octubre del año 2020. Esta declaración fue escrita y firmada en Great Barrington, Estados Unidos, por:
Dr. Martin Kulldorff, profesor de medicina en la Universidad Harvard, especialista en bioestadística y epidemiólogo experto en la detección y monitoreo de brotes de enfermedades infecciosas y evaluaciones de seguridad de vacunas.
Dr. Sunetra Gupta, profesora de la Universidad de Oxford, epidemióloga experta en inmunología, desarrollo de vacunas y modelación matemática de enfermedades infecciosas.
Dr. Jay Bhattacharya, profesor en la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford, médico, epidemiólogo, economista de la salud y experto en políticas de salud pública, enfocado en enfermedades infecciosas y poblaciones vulnerables.
LAS VARIANTES
Han surgido en tres países cuyos gobernantes —sionistas cristianos— convirtieron adrede en caldo de cultivo del virus. La primera variante «peligrosa» (alfa) apareció en Gran Bretaña y aumentaba en un 70% el riesgo de ser hospitalizado en caso de contagio. No ha sido precisamente la peor y algunos titulares explican incluso sus presuntos efectos benéficos: «A pie de cama hospitalaria, el fenómeno puede ilustrarse con el principio de lo malo conocido. ‘La variante británica causa más hospitalizaciones entre la gente no inmunizada. Pero como es sensible a las vacunas, estamos viendo desplomarse los ingresos de la población mayor que ha recibido sus dosis. Ya no vemos casi ingresos de personas de más de 80 años’, relata José Miguel Cisneros, jefe de servicio del Hospital Virgen del Rocío (Sevilla). ‘Así que el balance global es muy positivo y no conviene que la situación cambie mientras avanza la campaña de vacunación. Lo peor que podría pasar ahora sería que llegara y se propagara una nueva variante que escapara a las vacunas’, añade.» («El País», 11 de mayo de 2021). La variante beta o sudafricana, surgida en la ex colonia británica, parece muy peligrosa pero no se ha extendido fuera del país. La tercera variante relevante fue la brasileña, conocida técnicamente como P.1. Es el doble de contagiosa que la original y capaz de reinfectar al 60% de los afectados. Podemos denominarla «variante Bolsonaro». Un artículo del 3 de marzo de 2021 en la BBC confirma sus características. En abril se temía que la P.1 fuera inmune a las vacunas. La variante brasileña contra la que no están funcionando las vacunas, titula «La Voz de Galicia».
La cuarta variante, de procedencia hindú y bautizada variante delta para no estigmatizar al país, aparece casualmente bajo el régimen del neoconservador sionista Nerendra Modi. La variante Modi, junto con la variante Boris Johnson y la variante Bolsonaro, son las que más daño han hecho. Véase un artículo de «El Mundo» que explica cuáles son las variantes más importantes del coronavirus y a cuáles hay que temer. Conviene señalar que, según esta periodista, la delta es «la variante de los no-vacunados», porque les afecta sobre todo a ellos. Pero no olvidemos que los grupos negacionistas de extrema derecha —la criada à tout faire del sionismo— son los encargados de propalar los bulos y fake news necesarios para convencer al máximo número de gente de que no deben vacunarse porque la vacuna lleva incorporado un chip de Bill Gates.
Figueres, la Marca Hispànica, 14 de agosto de 2021.
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