EL SISTEMA MONETARIO MUNDIAL PERTENECE A UNA ÉLITE FINANCIERA CUYO IDEARIO ES LA BIBLIA. Como poco desde el año 1979, todos los presidentes de la Reserva Federal (Paul Volcker, Alan Greenspan, Ben Bernanke y Janet Yellen) hasta Jerome Powell son declaramente judíos o vástagos de progenitores judíos (lo que, según los rabinos, les convierte en judíos). No se detecta entre este personal de indudable cualidad oligárquica a ningún izquierdista, socialdemócrata, socialista, anarquista, fascista o comunista. Greenspan, el único que se declara ateo de padres judíos, fue nombrado por el ultraderechista bíblico Ronald Reagan y formó parte del movimiento objetivista de Ayn Rand, una secta neoliberal radical que promueve el retorno al patrón-oro. Los ricos, cada vez más ricos; los pobres, cada vez más pobres. «Porque a cualquiera que tiene, se le dará más, y tendrá en abundancia; pero a cualquiera que no tiene, aun lo que tiene se le quitará» (Mateo, 13:12).  La oligarquía financiera es una minoría de hiperbillonarios que no supera el 0,1% de la población, pero posee del 50% de la riqueza y pretende acapararla en su totalidad para establecer una teocracia bíblica a escala mundial. No es, por tanto, una estadística Forbes de millonarios, sino una organización criminal sectaria —masónica— a la que los millonarios deben pertenecer o rendir pleitesía política si no quieren que sus negocios entren rápidamente en quiebra. «Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él. Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido» (Daniel, 7:13-14). Los oligarcas eran, hasta el sometimiento de la Iglesia católica a la oligarquía tras el Concilio Vaticano II, masones anticlericales pero judeo-cristianos judíos o evangélicos fundamentalistas y sionistas. Que promueven, desde la cúspide de este superpoder económico que maneja bancos, medios de comunicación, partidos políticos y gobiernos liberales seculares, un proyecto histórico antidemocrático y de sesgo ideológico derechista.  

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LA RESERVA FEDERAL (FED) COMO INSTRUMENTO DE DOMINACIÓN

La FED permite a la oligarquía activar los mecanismos financieros que condicionan las políticas de todos los países. Casi cualquier nación —excepto China, Rusia e India— que osara oponerse a la oligarquía, podría ser fácilmente arruinada sin disparar un solo tiro. Bastaría con (1) debilitar su economía con ataques o sanciones financieras y provocar las correspondientes protestas populares espontáneas —sufragadas por el judío Georg Soros u otros oligarcas— para derribar «democráticamente» al régimen díscolo. Si esta opción fracasase, cabría aún (2)  promover un golpe de estado militar, como el de Pinochet en Chile, y acusar al «fascismo» de las inevitables atrocidades perpetradas en defensa de la «libertad». Únicamente cuando este segundo procedimiento fallara podría recurrirse también a la opción (3) de invadir el país por motivos «humanitarios» —bajo la bandera de la ONU— tras estigmatizar oportunamente a sus estadistas en calidad de terribles genocidas («nuevo Hitler» de turno). En todo caso, una vez aplicadas las fórmulas 1, 2 o 3, los medios de comunicación y gobiernos dominados por la oligarquía pretenderán siempre invariablemente que, como resulta obvio, el «nacionalismo» es «criminal» y el «socialismo no funciona», cuando lo que ocurre más bien que, en el relato mediático orquestado por las presstitutas periodísticas del sistema, sólo es «democrático» y debe «funcionar» aquéllo que la oligarquía occidental controla en beneficio propio.

Sin embargo, estas consideraciones generales, aunque ciertas y hasta casi lugares comunes de la izquierda, son demasiado evidentes y no nos permiten hilar demasiado fino en los atributos específicos de la FED que, en el presente artículo, pretendemos resumir:

1/ La Reserva Federal no es un organismo público, sino una entidad privada, es decir, un oligopolio de bancos cuyos propietarios constituyen el núcleo de la oligarquía. 

2/ El Estado no crea el dinero en general, sólo acuña monedas. Los billetes son fabricados por la Reserva Federal, que los presta al Estado

3/ Tanto la moneda cuanto los billetes representan sólo un 3% del dinero circulante

4/ El resto del dinero es el denominado dinero bancario, cuya existencia es puramente virtual, es decir, «existe» en los balances contables de los bancos, actualmente informatizados. El 97% dinero es así una cifra on line ubicada en la memoria de un ordenador.

5/ El dinero que prestan los bancos a sus clientes no procede de los depósitos bancarios de los ahorradores, es decir, de otros clientes, sino que es creado ex nihilo, como dinero bancario inmaterial, en el momento de conceder el crédito.

6/ El 30% del dinero creado ex nihilo por los bancos se utiliza para refinanciar a los  mismos bancos que lo han emitido, una operación que en cualquier otro tipo de negocio sería delictiva.

7/ La financiarización del capitalismo que comenzó en los años 80 ha convertido la producción en algo comparativamente poco rentable. Un oligarca puede ganar mucho más especulando en una suerte de casino financiero global instituido a tales efectos. Pero es el propio sistema bancario el que «crea» de la nada el dinero ex nihilo de la especulación. En diciembre de 2007, la oligarquía emitió 687 billones de dólares en derivados, una cantidad que multiplica por diez la producción anual de la economía mundial. 

8/ Estas cantidades astronómicas de dinero bancario estadounidense son utilizadas como instrumentos financieros para la dominación mundial: ataques a otras divisas, manipulación de los mercados, adquisición de negocios productivos rentables pero ajenos y debilitamiento o destrucción de las economías nacionales de países rivales o considerados desafectos al sistema occidental de parasitismo y saqueo oligárquicos.

9/ La deuda pública de EEUU no se paga desde los tiempos del presidente Andrew Jackson. El Estado satisface únicamente el interés, pero el capital sigue incrementándose día a día. El Estado es así siempre siervo de la oligarquía. Pero, ¿cómo se sostiene? En realidad, ocurre que son otras naciones, vasallas de los EEUU, las que cargan indirectamente con la deuda pública estadounidense. ¿Cómo? Por la obligación no escrita de utilizar dólares y sólo dólares —que la FED fabrica— como moneda de reserva y comercio petrolífero internacional (petrodólares). De esta manera, Israel —un Estado parásitose financia con dólares que terminarán comprando las naciones políticamente sometidas a los EEUU.

10/ Los impuestos por las rentas del trabajo que pagan los trabajadores estadounidenses son inconstitucionales y se destinan a abonar los intereses de la «impagable» deuda pública que el Estado norteamericano mantiene eternamente con los judíos de la Reserva Federal. 

11/ La inflación descontrolada no es provocada por un Estado que imprime billetes o acuña monedas sin ton ni son, sino por la fabricación abusiva de dinero bancario, el cual, como sabemos, procede de los bancos privados. Las crisis inflacionarias en los países que desagradan a la oligarquía son la consecuencia de ataques a las divisas locales perpetrados por las instituciones financieras transnacionales al servicio de los oligarcas. 

12/ La oligarquía utiliza a los EEUU como brazo armado, pero podría arruinar el país en cualquier momento: le bastaría con abolir el papel del dólar como moneda de reserva e intercambio mundial. El Estado norteamericano se encuentra así desde 1913, fecha de fundación de la FED, secuestrado por la oligarquía. Los ciudadanos estadounidenses son sólo carne de cañón multirracial en las guerras del pueblo escogido (por ejemplo, la invasión de Irak en 2003, cuya única finalidad era eliminar un rival de Israel en Oriente Medio). 

13/ La oligarquía sólo puede ser derrotada si el Estado restaura por la vía legal y democrática el denominado poder regaliano de fabricar el dinero que necesita para auto-financiarse sin pagar intereses, una potestad política soberana actualmente usurpada la oligarquía. Pero ésta, por razones obvias, se opone a ello con todas sus fuerzas.

Fuente: Ellen Hodgson Brown: Telaraña de la deuda. La escandalosa verdad sobre el sistema monetario y cómo podemos liberarnos, Cota (Colombia), Random House Mondadori S. A. S., 2012, pp. 25-26, título original Web of Debt, primera edición en inglés, 2007.

El único dato que la autora oculta —o abiertamente relativiza, minimiza y niega— es el papel del judaísmo en el surgimiento y naturaleza de la oligarquía financiera. Verbi gratia, como ya hemos visto, el incómodo e «inexplicable» hecho, entre muchos otros, de que todos los presidentes de la Reserva Federal desde hace cincuenta años (y hasta el nombramiento de Jerome Powell por Donald J. Trump) sean judíos. Una evidencia que cualquiera puede verificar nada menos que en la Wikipedia (de los anteriores presidentes no hay ahí información al respecto, pero, ¡ojo!, también podrían pertenecer a la misma secta). Información crucial que ha sido omitida, empero, y quizá por temor a las correspondientes represalias, en un libro especializado sobre el tema

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BATALLA CULTURAL ENTRE GRECIA Y JUDEA

En las redes sociales —que la oligarquía controla tanto o más que los medios de comunicación corporativos— se nos pretende convencer de que estaría librándose una batalla cultural entre la civilización judeo-cristiana y el islam —o el comunismo— y que las élites financieras («progres») promueven una suerte de anticristianismo satánico. La forma de resistir a la oligarquía o de ostentar la honorable condición de heroico disidente antisistema sería así convertise en un creyente bíblico. Este fraude tiene como finalidad construir una oposición controlada por las mismas élites con idénticas ideas y esquemas mentales judeo-cristianos que los profesados por los oligarcas. En realidad, ocurre que, desde hace siglos, la oligarquía financiera mantiene la Modernidad europea ilustrada y democrática —de matriz cultural grecorromana y germánica— secuestrada y deformada bajo preceptos tribales, religiosos, oscurantistas, racistas, supremacistas y genocidas de procedencia judía. Políticamente hablando, la oligarquía es nacionalista y de extrema derecha sionista, de ahí que su único y verdadero adversario —al que persigue con salvaje ferocidad— sean los nacionalismos gentiles, a los que pretende intoxicar, suplantar, desacreditar y a la postre erradicar para, deteniendo la historia en una suerte de «eterna Edad Media judía», poder implantar finalmente sin resistencia el sionismo mesiánico como régimen teocrático totalitario mundial al que quedaría sometida para siempre toda la humanidad.

Figueres, la Marca Hispànica, 31 de mayo de 2021.

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