UNA REALIDAD ACREDITADA POR PREMIOS NOBEL DE ECONOMÍA PERO IGNORADA POR LA MAYORÍA DE LA GENTE. En su magna obra Historia del análisis económico, un clásico de esta disciplina, el economista Joseph Schumpeter protestaba por la tremenda pereza mental con que sus colegas se habían hecho cargo del hecho: «Resultó sumamente difícil para los economistas reconocer que los préstamos y las inversiones bancarias crean depósitos (…). Y todavía en 1930, cuando la gran mayoría se había convertido y aceptaba esta idea como algo natural, con acierto Keynes pensó que era necesario volver a exponer detenidamente y defender su doctrina (…) y todavía hoy no puede decirse que algunos de sus aspectos más importantes hayan sido comprendidos del todo» (A History of Economic Analysis, Oxford, Oxford University Press, 1954, pp. 114-115).  El dinero no es una mercancía como el trigo, el hierro o las sillas y, dadas las características especiales de la «producción» dineraria, nunca debería escasear, por cuanto su valor (el tipo de interés), desanclado del patrón-oro, dejó de regirse ya definitivamente por la ley de la oferta y la demanda. Quienes afirman que «no hay dinero» para sostener, por ejemplo, la sanidad o la educación públicas, mienten. El dinero es creado ex nihilo (de la nada) en los ordenadores y libros contables de la banca privada y, tan pronto cuan es menester reflotar grandes bancos quebrados, el dinero necesario a tales efectos aparece milagrosamente, sin que los políticos-sacerdotes del Sanedrín liberal-sionista sepan o tengan la valentía de explicarnos cómo. La ignorancia de los principales afectados por las fechorías financieras de la oligarquía es la principal arma de estas garrapatas usureras en su proyecto de esclavización de los trabajadores de las naciones, de decir, de los únicos productores. Se recomienda, para una mayor comprensión del tema que nos ocupa —y a ser posible antes de continuar con la presente lectura—, echarle una ojeada al artículo publicado en CARRER LA MARCA 3 de enero de 1973, una fecha crucial

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HECHOS PROBADOS

En enero de 2014, el Banco de Inglaterra publicó en su órgano oficial Quarterly Bulletin unos artículos donde se reconocía la naturaleza completamente inmaterial del dinero y su creación ex nihilo  Para quienes quieran practicar la prueba señalamos las correspondientes referencias: Michael McLeavy, Amar Radia y Ryland Thomas, «Money in the Modern Economy: An Introduction and Money Creation in the Modern Economy», Bank of England Quarterly Butlletin, Vol. LIV (I) 2014, bankofengland.co.uk. Fuente: La producción del dinero. Cómo acabar con el poder de los bancos, Ann Pettifor, Barcelona, Los Libros del Lince, 2014, p. 52, nota 6, p. 211. Son los bancos comerciales privados y no los bancos centrales (que también pueden y acostumbran a ser bancos privados) los que producen la mayoría del dinero. Bien entendido que éste se origina con la concesión de un crédito. El judío Ben Bernanke, gobernador de la Reserva Federal de los EEUU (una entidad privada a pesar de su denominación), explicaba la producción del dinero en una entrevista concedida el 15 de marzo de 2009 al periodista Scott Pelley, del famoso programa 60 Minutes de la CBS:

(…) Para conceder un préstamo (…) sencillamente utilizamos el ordenador para ampliar el volumen de la cuenta (Fuente: Ann Pettifor, op. cit., pp. 42-43).

¡¡¡Eso es todo!!! Ann Pettifor lo resume así:

Los economistas del Banco de Inglaterra reconocían que gran parte del dinero de la economía moderna lo «imprimen» los bancos comerciales privados al conceder préstamos y no los bancos centrales. En otras palabras, casi todo el dinero en circulación tiene su origen como crédito o deuda en el sistema bancario privado. En lugar de que los bancos actúen como intermediarios que prestan el dinero depositado en ellos, es la acción misma de prestar la que crea los depósitos o dinero bancario, y también es una deuda, explicaba el equipo del banco (op. cit., p. 52).

¿Por qué entonces no puede el Estado prestarse a sí mismo dinero para financiar el sistema social nacional: sanidad, educación, pensiones, seguridad social, vivienda, etcétera, apretando la tecla de un ordenador como hizo Ben Bernanke? Por la sencilla razón de que entonces el Estado no tendría que pagar intereses por esos créditos y los bancos comerciales privados perderían astronómicos beneficios. Ahora bien, el problema es que, además del saqueo del erario público que esto supone, el Estado social no resulta sostenible si tiene que abonar dichos intereses (deuda soberana); sin embargo, los banqueros prefieren desmontar el Estado social, es decir, empobrecer al pueblo trabajador de la nación, antes que renunciar a sus prerrogativas parasitarias abusivas. Evidentemente, hay razones ajenas a la economía, más allá de la mera codicia, que explican esta voluntad de arruinar el Estado social y destruir la civilización, razones que la masona laborista Ann Pettifor no explica ni explicará nunca, pero profundizar ahora en las mismas nos llevaría muy lejos de nuestro tema.

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TRES MITOS FOMENTADOS POR LA BANCA PRIVADA Y LOS ECONOMISTAS DE DERECHAS PARA FAVORECER EL GRAN FRAUDE USURARIO

El primero de los mitos que, consecuentemente, conviene desmontar es el lugar común casero de que la inversión consiste en que los banqueros prestan los depósitos de dinero monetario ahorrado por las familias o por los particulares. Ésa sería la respetable función de la banca, algo así como un intermediario necesario entre el esfuerzo de los ahorradores y el mérito de los emprendedores. Ciertamente, los banqueros pueden prestar algunos depósitos de ahorradores (ésta era la función de las antiguas cajas de ahorros, entre otras instituciones), pero los banqueros sólo se enriquecen a satisfacción cuando sus créditos crean los depósitos de la nada. ¡¡¡Y no otra es la fuente originaria del 95 al 97% del dinero!!! 

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Segundo mito que nos sale al paso: el dinero es una cosa física, los billetes y las monedas, impresos o acuñados por el banco central de cada país. Pero la moneda así entendida representa sólo del 3 al 5% del dinero circulante. La mayor parte del dinero es inmaterial y se denomina dinero escritural (o bancario). Es ese dinero el que, precisamente, producen ex nihilo los bancos comerciales privados cuando conceden un crédito. No obstante, la concesión de créditos privados, insistamos en este punto, es la forma habitual en que actualmente es fabricado casi todo el dinero. El crédito crea pues el dinero y no, como pudiera parecer, el dinero el crédito. De ahí que quepa afirmar: el dinero es deuda, una obligación para quienquiera que en el mercado sea reclamado en orden a entregar un bien o realizar un servicio. La deuda no constituye algo anómalo que se deba impedir, siendo así que, sin deuda. no habría dinero y la economía toda quedaría paralizada.

El Banco de Inglaterra, fundado en 1694.

El tercer mito que conviene desmontar es el tópico del patrón-oro como «solución» al presunto «problema» de la creación ex nihilo del dinero. Se alimenta de la confusión popular tradicional —muy bien aprovechada por los banqueros chupasangre— entre dinero y moneda, entidad metálica —y, en otros tiempos, áurea. El patrón-oro fue abolido en EEUU el 15 de agosto de 1971 porque, precisamente, limitaba la creación de dinero y, en definitiva, obstaculizaba las enormes inversiones que requiere una sociedad moderna. Si, en efecto, la cantidad de dinero depende de la cantidad, siempre escasa, de oro —¡¡¡u otro metal o substancia física, finita!!!—, y se «prohíbe» la creación ex nihilo del dinero, la consecuencia última sería restablecer la nefasta vigencia de la ley de la oferta/demanda también para el dinero y desencadenar el alza de los tipos de interés (el «precio» del dinero) hasta tales extremos que el pago de los intereses haría inviable toda inversión productiva. En consecuencia, no se trata de abolir la creación ex nihilo de dinero, ése no es «el problema» en una sociedad monetaria moderna, sino que se trata de restituirle al Estado su potestad soberana de crear dinero (poder regaliano) que ha sido prohibida por ciertas leyes en beneficio único y exclusivo de los bancos comerciales privados.

CONTRA LA DERECHA, CONTRA VOX

Como efecto perverso de dicha legislación, el Estado social debe financiarse con créditos sujetos a intereses que hacen insostenibles las instituciones democráticas y nos abocan a modelos derechistas reaccionarios de sociedad pre-moderna o ya superados por la historia como la Inglaterra victoriana del siglo XIX. En definitiva, el sueño del Sanedrín liberal-sionista, la derecha (en España, hoy, el PP, C’s y Vox), debe terminar antes de que la civilización quede paralizada y empecemos a retroceder, como está sucediendo ya ante nuestros ojos en tiempo real.

¡¡¡O ellos, o nosotros!!!

Figueres, la Marca Hispánica, 20 de agosto de 2020.

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