LA GARRAPATA CONVERGENTE DESEA PERMANECER ENGANCHADA A LA YUGULAR DE ERC
LOS MAFIOSOS DEL CLAN DEL PINYOL TIENEN LOS DÍAS CONTADOS EN LAS INSTITUCIONES. Y sienten miedo: son conscientes de que, con la caída del títere Quim Torra, concluye también el pujolismo. El final de una época y, por ende, del saqueo, del parasitismo, de la teta, del pesebre, del enchufe, al menos aquél que se ha practicado a mansalva en nombre del catalanismo católico. Además, se levantará la veda de la garrapata y toda la basura escondida de décadas de corrupción y delincuencia puede salir a la luz. Cataluña, hora cero. Una oportunidad histórica de refundar el catalanismo recuperando sus raíces progresistas y unionistas tal como las concibiera el ideólogo de izquierdas Valentí Almirall.
Hete aquí la pesadilla de Artur Mas, Quim Torra y Carles Puigdemont, pero también de los miles de cuadros intermedios que succionan la sangre del país en los centenares de instituciones creadas ad hoc a tal efecto. Acostumbrados al tren de vida oligárquico, estos canallas del clan saben que pueden verse en la puta calle de la noche a la mañana sin otro bagaje que su incompetencia y un armario repleto de cadáveres del 3%. Curiosamente, los convergentes cuentan con el apoyo de la CUP, un partido con el cual podíase estar de acuerdo o no, pero que uno suponía incapaz de dar oxígeno a la camorra pujolista. Los cupaires se han quitado la máscara.
Los ataques de JxCat a ERC y su reivindicación de la vía intransigente frente a los supuestos botiflers republicanos no es más que miedo convergente a afrontar unas elecciones autonómicas sin un candidato capaz de derrotar a Junqueras.
El ‘president’ Quim Torra ha anunciado, en una declaración institucional en el Palau de la Generalitat, que convocará elecciones tras la aprobación de los presupuestos del Govern en el Parlament. En un duro discurso contra el que todavía es su socio, ERC, Torra ha admitido que no existe cohesión estratégica en el Govern y ha acusado a los republicanos de deslealtad.
Deslealtad, ante todo, a la mafia del Clan del Pinyol, cada vez más aterrorizada, impotente y rabiosa. Resulta interesante, así las cosas, la solidaridad de la CUP, en boca de Carles Riera, con los gángsters pujolistas:
«Hoy constatamos que la defensa de los derechos democráticos de la gente de nuestro país va estrechamente ligada a defender la democracia y la soberanía de este Parlamento. Y esta batalla se juega defendiendo los intereses y la legitimidad del diputado Quim Torra. Hemos venido a pedirle a este parlamento y a exigirle a la Mesa que la defensa de los derechos de todos comience con la defensa de los derechos del Señor Torra, de los diputados de esta cámara.
Hemos llegado a esta situación por recular continuamente. “Supongo que habrán aprendido la lección y se darán cuenta de que era un camino equivocado. El único camino es plantar cara, generar la confrontación democrática con el Estado para defender los intereses de las personas que se han movilizado y que han votado.
Hoy tenemos la oportunidad de demostrar que hay esperanzas y posibilidad de recuperar los derechos. Se puede revertir esta situación.
Los diputados de la CUP nos ofrecemos a formar parte de la mesa del Parlament para revertir esta situación. No como un gesto simbólico, sino que a partir de hoy este parlamento defienda la soberanía, los derechos civiles de todos y desobedecer siempre que sea necesario. Un acto de perseverancia que abra el camino.
No queremos un nuevo 30 de enero. Queremos empezar un nuevo camino de lucha democrática con el Estado.
Si Torra es delincuente, nosotros también lo somos.»
Sin comentarios. En todo caso, felicitamos a los cupaires por su sinceridad a la hora de perpetuar todo lo posible la vida —de ultratumba— de Convergencia Democràtica de Catalunya (CDC), el principal problema de Cataluña. Siempre les refrescaremos la memoria con este discurso de Carles Riera, sobre todo el reconocimiento de que la CUP son tan delincuentes como Torra, el valido de Jordi Pujol.
Figueres, la Marca Hispánica, 30 de enero de 2020.
https://intra-e.com/lamarca/index.php/2020/01/18/ya-en-pleno-proces-puigdemont-gestionaba-el-3/
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Ni los d’Esquerra ni los socialistas los dejarán en la calle. Ya los recolocarán porque al fin de al cabo tienen muchos lazos familiares.
Se trata de dos familias políticas diferentes y hostiles entre sí. A Esquerra no se le conocen casos de corrupción. Si no se han corrompido para los suyos, ¿por qué tendrían que hacerlo para beneficio de sus adversarios políticos?
Espero que tengas razón, pero creo que por el Baix Penedès hubo algún caso
Siempre puede haber algún caso en política, pero Convergencia no era cuestión de casos: todo el partido era una organización criminal de concejales para arriba.