VISITA AL LABORATORIO NORTEAMERICANO DE ARMAS BACTERIOLÓGICAS DE FORT DETRICK. La primera teoría de la conspiración sobre el coronavirus no fue inventada por los chinos, sino por el senador norteamericano Tom Cotton, quien acusó a China nada menos que de fabricar el virus en un laboratorio con fines militares. Casi nada. A partir de esta brutal provocación, los chinos comenzaron a investigar el tema porque ya había material más que suficiente para una réplica. Dicho material informativo no procedía empero de China, sino de Japón y Taiwan, dos aliados de los EEUU. Ante las cuestiones planteadas por un medio japonés, los CDC (Centros para el Control y Prevención de Enfermedades), es decir, la autoridad sanitaria estadounidense, realizó autopsias de cadáveres de personas fallecidas en EEUU por la epidemia de gripe influenza —que comenzó en septiembre de 2019— y reconoció que en realidad habían muerto por Covid-19 antes del brote de Wuhan. Aunque el Dr. Robert Redfield, portavoz de las CDC, no dio las fechas de estas muertes, cabría suponer que fueron seleccionadas precisamente para responder a las cuestiones planteadas por la TV Asahi. Evidentemente, tenían que ser fallecimientos anteriores a Wuhan o no resultarían relevantes para refutar las sospechas de los japoneses. Pero quizá les salió el tiro por la culata. Desde entonces puede afirmarse con certeza que el virus de Wuhan no es un virus chino, como pretende el payaso Donald J. Trump, sino un virus norteamericano. 

Vista aérea de Fort Detrick.

Sólo a partir de este momento, y aplicando el principio interpretativo de quid profit,  comienza a construirse una teoría de la conspiración que apunta al auténtico beneficiario de la crisis. En plena disputa por rivalidad comercial y política entre EEUU y China, el estigma del virus chino no favorecía precisamente a los chinos. La acusación de Tom Cotton a China, de características poco menos que delirantes, parecía querer sacarle partido a una acción de guerra bacteriológica que buscaría ciertos efectos económicos. Pero China ya había sido objeto de otros ataques bacteriológicos —la peste porcina que exterminó a toda la cabaña china, entre otros— por parte del Pentágono, cuyo historial de fechorías en la materia, por ejemplo contra Cuba, viene de muy atrás.

Acceso a Fort Detrick, el laboratorio norteamericano de armas bacteriológicas donde se habría producido la filtración del virus Covid-19.

DE LA TEORÍA DEL COMPLOT CHINO A LA TEORÍA DEL COMPLOT NORTEAMERICANO

Así que el principal sospechoso de utilizar maliciosamente el virus o incluso de crearlo en un laboratorio pasa a ser los EEUU. El sentido común apunta en esa dirección y, por tanto, las hipótesis de trabajo interpretativas deben tomar como punto de referencia el hecho de que el Covid-19, como ha quedado demostrado por los informes de los CDC estadounidenses, procede de los EEUU y no de China. La tesis de que el virus fue llevado a China por militares estadounidenses que participaban en unos juegos deportivos no ha quedado demostrada, pero tampoco puede descartarse porque, si el virus procede de EEUU, de alguna manera tiene que haber llegado a China.

Otra foto de Fort Detrick, Maryland, EEUU.

A continuación haremos un resumen de los hechos que, según informamos en un artículo anterior, fueron reportados por Global Research. 

En febrero de 2020 aparecen las primeras sospechas sobre la procedencia norteamericana del virus en la cadena japonesa TV Asahi Corporation.

El 14 de febrero, los CDC, autoridad sanitaria estadounidense, asegura en respuesta a TV Asahi que comenzarían a hacer autopsias post funus, es decir, a personas ya enterradas como consecuencia de la epidemia de influenza, a fin de detectar el coronavirus. Evidentemente, si ese virus aparecía en cadáveres, no podían haberse contagiado en Wuhan. Pero los fallecimientos, insistamos en este punto, para ser relevantes a tales efectos indagatorios, debían ser anteriores al brote chino. El Dr. Robert Redfield, portavoz de las CDC estadounidenses, ocultó las fechas de las autopsias. Cabría preguntarse el porqué. La opacidad de las CDC favorece la causa china. 

El 12 de marzo, CDC informó que se habían detectado restos de Covid-19 en cadáveres de fallecidos supuestamente por influenza, una epidemia que comenzó en EEUU cuatro meses antes que el brote de Wuhan y que ha ocasionado por el momento 20.000 víctimas. Con este reconocimiento quedaba refutada la teoría del senador Tom Cotton que acusaba a China de haber fabricado el virus en un laboratorio de guerra bacteriológica. La tortilla estaba a punto de volverse del revés, porque las informaciones que beneficiaban a China no terminan aquí y proceden de Taiwan, otro aliado de EEUU poco sospechoso de anti-americanismo.

Instalaciones abandonadas de Fort Detrick.

En efecto, el 27 de febrero, un virólogo y farmacólogo de Taiwan realizó una detallada exposición de los tipos de virus relacionados con el caso. Según el artículo de Global Research que reporta los informes de este científico:

Por lógica elemental, la ubicación geográfica con la mayor diversidad de cepas de virus debe ser la fuente original porque una sola cepa no puede emerger de la nada. Él demostró que solamente Estados Unidos tiene las cinco cepas conocidas del virus (mientras que Wuhan y la mayoría de China tienen solo una, al igual que Taiwán y Corea del Sur, Tailandia y Vietnam, Singapur e Inglaterra, Bélgica y Alemania). Su tesis es que los haplotipos en otras naciones pudieron haberse originado en Estados Unidos.

Y concluyó que el tipo de virus que infecta a Taiwan existe sólo en Australia y Estados Unidos, y dado que Taiwan no fue infectado por los australianos, la infección en Taiwan sólo pudo haber venido de Estados Unidos (sic). La cosa no termina aquí porque

Corea y Taiwán tienen un haplotipo diferente del virus que China, quizás más infeccioso, pero mucho menos mortal, lo que representaría una tasa de mortalidad de apenas un tercio (1/3) de la de China. Ni Irán ni Italia fueron incluidos en las pruebas anteriores, pero ambos países han descifrado el genoma prevalente localmente y han detectado variedades diferentes a las de China, lo que significa que no se originaron en China, sino que necesariamente se originaron en otra parte. Vale la pena señalar que el tipo prevalente en Italia tiene aproximadamente la misma tasa de mortalidad que la de China, tres veces más grande que otras naciones, mientras que el haplotipo en Irán parece ser el más mortal con una tasa de mortalidad de entre un 10% y un 25 por ciento.

Estas sorprendentes revelaciones sobre la extrema morbilidad del virus que afecta a Irán refuerzan la hipótesis de que el virus no sólo tiene procedencia estadounidense, sino que podría haber sido utilizado, si no producido, con fines militares. En todo caso, conviene añadir que la pandemia está siendo utilizada en Irán para hacer propaganda contra el régimen, según informa HispanTV, por la misma secta terrorista judía (CNRI-MKO) que financia a Vox.

El laboratorio fue cerrado de forma repentina después de que se produjeran 200 casos de fibrosis pulmonar.

LA FIBROSIS PULMONAR, LOS CIGARRILLOS ELECTRÓNICOS Y EL MISTERIOSO CIERRE DEL LABORATORIO DE ARMAS BACTERIOLÓGICAS DE FORT DETRICK

Las informaciones reportadas por el virólogo taiwanés generan preguntas inquietantes cuando, además de lo expuesto ya, reprocha a las autoridades estadounidenses las sospechosas respuestas dadas a los siguientes hechos:

El virólogo afirmó además que Estados Unidos ha registrado recientemente más de 200 casos de “fibrosis pulmonar” que causaron la muerte debido a la incapacidad de los pacientes para respirar, pero cuyas afecciones y síntomas no pudieron explicarse por la fibrosis pulmonar. Señaló que escribió artículos informando a las autoridades de salud estadounidenses que tomaran en cuenta seriamente esas muertes como resultado del coronavirus, pero respondieron culpando de las muertes a los cigarrillos electrónicos, y rechazaron discutir más sobre el asunto…

Según el virólogo taiwanés, el verdadero inicio de la pandemia se remonta a septiembre de 2019:

Expuso el caso en septiembre de 2019, cuando algunos japoneses viajaron a Hawái y regresaron a sus casas ya infectados, personas que nunca habían estado en China. Esto fue dos meses antes de las infecciones en China y justo después de que los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) cerraron repentina y totalmente el laboratorio de armas biológicas de Fort Detrick, alegando que las instalaciones eran insuficientes para evitar la pérdida de patógenos.

Los virólogos japoneses habrían llegado a la misma conclusión, pero no se atrevieron a manifestarla o la manifestaron —porque algunos internautas chinos la recuerdan muy bien— pero luego fue luego suprimida y, en todo caso no aparece, en las versiones occidentales de la web de TV Asahi. Puede sostenerse, en base a estas evidencias, que el coronavirus se ha venido propagando en Estados Unidos desde meses antes del brote de Wuhan, pero dicha epidemia ha sido encubierta por razones que tienen que ver con los hechos de Fort Detrick. El método de ensordecimiento utilizado habría consistido en diagnosticar deliberadamente los casos de coronavirus como muertos por influenza u otras categorías nosológicas. Seguiremos informando.

Figueres, la Marca Hispànica, 19 de marzo de 2020.

https://intra-e.com/lamarca/index.php/2020/02/11/quien-invento-el-bulo-de-las-armas-de-destruccion-masiva-iraquies/

https://carrer-la-marca.eu/wp-content/uploads/2020/03/fort-detrick6-1024x709.jpghttps://carrer-la-marca.eu/wp-content/uploads/2020/03/fort-detrick6-150x150.jpgEDITORInternacionalcoronavirus,crímenes del liberalismo,extrema derecha,fake news,genocidios anglo-americanos,imperialismo,neocolonialismo,neoliberalismo,oligarquía,posverdad,sionismo,voxVISITA AL LABORATORIO NORTEAMERICANO DE ARMAS BACTERIOLÓGICAS DE FORT DETRICK. La primera teoría de la conspiración sobre el coronavirus no fue inventada por los chinos, sino por el senador norteamericano Tom Cotton, quien acusó a China nada menos que de fabricar el virus en un laboratorio con fines militares....Semanario online