EL GUIÓN BÍBLICO-APOCALÍPTICO DE LA OLIGARQUÍA OCCIDENTAL. Dícese que Jesús de Nazaret mandó ir a buscar un burro. ¿Motivo? Las profecías bíblicas establecían que el esperado Mesías judío entraría en Jerusalén montado en ese simpático animal. En su impostura estructural, ni siquiera se dio cuenta el hijo de Dios de que representar aquéllo era algo así como un fraude de vendedor de crecepelos. Pero de profecías cumplidas ex post facto la Biblia está bien repleta. El redactor divinamente inspirado era, pues, perfectamente consciente de que mentía, mas ¿qué puede importarle eso al pueblo escogido? También miente la oligarquía bíblica occidental, cuya afición más señalada consiste en producir la historia, crear le realidad —incluidos los adversarios, quienes deben representar el papel satánico asignado—, pero respetando siempre el guión de la Biblia para que la historia «confirme» las profecías. Es una película hollywoodiense con final feliz para los buenos. Desde el cambio de milenio toca «confirmar» el Apocalipsis. Traman en el Pentágono ir soltanto nuevos jinetes —ahora, la guerra— que se sumen a los ya escenificados: terrorismo e invasión islámica (2001), crack financiero (2008), pandemia (2020). Hete aquí la tarea que les corresponde a «las élites progres» (Vox dixit), lo que no quita que, en ocasiones, la cosa les salga como un pedo.

LA INMENSA MAYORÍA DE LOS ESTADOUNIDENSES CREE EN LOS ÁNGELES

Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: hijo de hombre, pon tu rostro contra Gog en tierra de Magog, príncipe soberano de Mesec y Tubal, y profetiza contra él.

Ezequiel 38: 1-2.

Es lo que ocurrió el pasado viernes cuando Biden tocó a rebato la inminencia de la invasión de Gog y Magog —Rusia, Bielorrusia— y los ucranianos desmintieron al presidente de los EEUU. De hecho dábanse ya sólidos indicios de que el conflicto se estaba encarrilando por la vía diplomática tras la entrevista entre Macron y Putin, pero esta resolución racional no sirve para mantener aterrorizada a la gente y facilitar las conversiones. Joe Biden, quien «se basa» en un hecho tan inhabitual como la existencia de maniobras militares rusas cerca de la frontera ucraniana, ha afirmado que Putin tiene decidido ya invadir Ucrania en los próximos días. Pone incluso fecha: 15 de febrero. Y pide a los civiles estadounidenses que abandonen el país, mientras envía 3000 soldados más a Ucrania. A partir de aquí podemos empezar a preguntarnos quién está planeando realmente una guerra en Ucrania, si Putin o Biden. Y la respuesta es, a nuestro juicio, muy clara: el peligro viene de Washington.

Vice President Joe Biden, with his wife Jill Biden, center, holding the Biden Family Bible, takes the oath of office from Supreme Court Justice Sonia Sotomayor during an official ceremony at the Naval Observatory, Sunday, Jan. 20, 2013, in Washington. (AP Photo/Carolyn Kaster).

EEUU cree que Rusia invadirá Ucrania el 15 de febrero y alerta: provocaría más de 50.000 muertos

El Gobierno de Estados Unidos estima que un conflicto derivado de una invasión rusa en Ucrania podría causar en torno a 50.000 muertos y generar una nueva ola de desplazados hacia el centro de Europa, de acuerdo con una serie de estimaciones realizadas por la Casa Blanca. Apuntan, además, que las fuerzas rusas acumuladas en las inmediaciones de la frontera ucraniana podrían adquirir plena capacidad operativa en torno al 15 de febrero.

Fuente: https://es.noticias.yahoo.com/eeuu-cree-rusia-invadir%C3%A1-ucrania-004903602.html

Sólo hay que cruzar este dato con los antecedentes de filtraciones sobre el transtorno bíblico delirante de los presidentes de EEUU:

El presidente que hablaba con Dios

Por Juan Gelman | 01/06/2009 | Opinión

Fuente: «Página 12».

Es notorio: cuando el presidente de EE.UU., George W. Bush hablaba con Dios o, mejor dicho, Dios hablaba con él. «Me conduce una misión de Dios. Dios me dice ‘George, ve y lucha contra esos terroristas en Afganistán’. Y lo hice. Y luego Dios me dice ‘George, ve y termina con la tiranía en Irak’. Y lo hice» («The Guardian», 7-10-5). Son afirmaciones ciertas para algunos, blasfemas para otros. En su rancho de Crawford, Texas, Bush mantuvo en el 2002 la reunión con el premier británico Tony Blair en la que se decidió invadir a Irak y trascendió que ambos rezaron juntos por el éxito de la empresa. El autor cristiano Stephen Mansfield relata en su libro The Faith of George W. Bush (Strang Communications & Penguin Group, USA Inc., 2003) numerosos hechos y dichos de la misma índole.

Menos conocido —más bien poco conocido— es el razonamiento que el ex mandatario norteamericano manejó para convencer a sus aliados de que brindaran apoyo militar a las dos aventuras. Jean-Claude Maurice lo revela en su libro Si vous le répétez, je démentirai (Si usted lo repite, yo desmentiré, Plon, París, 2009). El periodista francés tuvo encuentros frecuentes con Jacques Chirac, entonces presidente de Francia, que le relató que poco antes de la invasión a Irak de marzo del 2003 recibió un llamado telefónico de Bush instándolo a participar en la guerra. «Bush Jr. utilizó un argumento singular, afirmando que ‘Gog y Magog están actuando en Medio Oriente’ y que ‘las profecías de la Biblia están a punto de cumplirse’. En ese momento Chirac quedó estupefacto y no reaccionó» —documenta Maurice—, pero pidió asesoramiento al especialista suizo Thomas Römer, profesor de teología de la Universidad de Lausana. Cuando supo, Chirac no se rió: pasó del pasmo al miedo.

Se trataba de lo que podría llamarse el Código Ezequiel. Gog y Magog aparecen en el Génesis y sobre todo en dos de los capítulos más sombríos del Libro de Ezequiel (38 y 39) del Antiguo Testamento, en los que Jehová pronuncia la profecía apocalíptica de un ejército mundial que libra en Israel la última batalla y barre a los enemigos de su pueblo para que comience una nueva era: tal es la voluntad de Dios. Este oráculo se repite en el Apocalipsis o El libro de la Revelación del Nuevo Testamento, en el que San Juan prenuncia la derrota de la Bestia por los ejércitos del Cielo, su captura y encierro de mil años en los que quienes no adoraron al Diablo revivirán y reinarán con Cristo (Apocalipsis, 20). Chirac entiende —subraya Maurice— que las palabras de Bush debían interpretarse así: «Un ejército mundial islamita fundamentalista amenaza al mundo occidental que apoya a Israel. La prueba son los atentados del 11/9 contra las Torres de Manhattan». Y fue la invasión y fueron muertos miles y miles de civiles iraquíes y soldados estadounidenses que seguramente ni idea tenían de Gog y Magog.

Thomas Römer, el especialista consultado por el Elíseo, escribió sobre el tema dos años antes que Maurice, pero su artículo, publicado en el número de septiembre de 2007 de la revista «Allez savoir», de la Universidad de Lausana, pasó inadvertido. En ese texto, Römer señala los enigmas de El Libro de Ezequiel que han originado diferentes explicaciones y especulaciones a lo largo de veinte siglos. En las distintas traducciones de la Biblia —indica— puede leerse «Gog y Magog» o «Gog de Magog» o «Gog del país de Magog», es decir, «Gog, príncipe de Magog». Bush lo buscó en Irak y Afganistán y en esto no fue el primero.

«Ronald Reagan conocía bien la Biblia —apunta Römer— y estimó que la Guerra Fría y la existencia de la bomba atómica tornaban realizable la profecía apocalíptica de Ezequiel.» Gog fue entonces la URSS del socialismo real, pero la caída del Muro de Berlín le evitó el Apocalipsis. Muchos historiadores y teólogos buscan hoy en el pasado, no en el futuro, la explicación de la batalla contra la coalición de ejércitos encabezada por Satán. «Algunos identifican a Gog con un cierto Gygnos, rey de Anatolia en el siglo VII antes de Cristo, quien podría haber sido el origen del texto apocalíptico —indica Römer—. Otros piensan que Nerón es el famoso 666 evocado en el Apocalipsis de San Juan, que la Gran Prostituta es Roma y que la caída anunciada es la del imperio romano.» Según este especialista, un análisis histórico permitiría aclarar las profecías bíblicas apocalípticas mirando atrás.

Se explica que el poderoso lobby proisraelí de EE.UU. presione a la Casa Blanca y al Congreso en favor de políticas favorables a Tel Aviv, incluida la ocupación de territorios palestinos que dura ya 42 años. Paradójica es la concepción de los evangelistas fundamentalistas, que votaron a Bush masivamente: piensan que el Apocalipsis o Armagedón caerá sobre Israel y lo apoyan para que éste se destruya y vuelva el reino de Cristo.

Fuente: https://rebelion.org/el-presidente-que-hablaba-con-dios/

En consecuencia, la idea de que EEUU busque una guerra en Ucrania no tiene por qué resultar descabellada: la experiencia histórica abona que el peligro viene de Washington, por las razones expuestas u otras, pero conviene no olvidar tampoco que el Pentágono siempre necesita un casus belli —como el acorazado Maine o Perl Harbour— que convierta a sus víctimas en agresores. Veremos si, en este punto, también repiten el guión, porque entonces podría haber guerra en Ucrania

Figueres, la Marca Hispànica, 13 de febrero de 2022.

RELIGIÓN, CIENCIA Y PANDEMIA

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