UN ESTUDIO PRETENDE EXPLICAR POR QUÉ LOS DEPORTISTAS DE LOS JUEGOS MILITARES MUNDIALES SE CONTAGIARON ANTES QUE LOS CIVILES CHINOS. Aunque a la mayoría de los ciudadanos les ha pasado desapercibido el sorprendente hecho que venimos denunciando desde principios de mayo, los promotores de la pandemia son perfectamente conscientes de que la historia de cobertura del presunto virus chino no se puede sostener si no se explica cómo es posible que los militares occidentales se «contagiaran» antes de producirse el brote. La explicación más sencilla y válida, aplicando la célebre navaja de Okham, era que los propios deportistas —o al menos alguna de sus delegaciones— hubieran propagado la enfermedad en Wuhan. Con ello, empero, quedaba al descubierto la fechoría de la OTAN, a saber, el plan consistente en infectar a los chinos y luego acusarles de propagar una pandemia mundial.  ¿El móvil? Desacreditar a la potencia emergente como competidora económica y política. Quedaba empero una opción a los efectos de que la narración oficial de este singular Holocausto 2.0 o de tales novísimas «armas de destrucción masiva iraquíes» (ahora chinas) se mantuviera incólume, a saber: retrasar a cualquier precio la fecha del brote. Y esta necesidad propagandística de alta importancia estratégica es la que se han apresurado a satisfacer («probar») los mercenarios universitarios del poder sionista con la estrecha colaboración de los medios de comunicación occidentales. Otra cosa será que la teoría elaborada con dicho fin resulte creíble o, según parece, bastante cogida por los pelos, cómica e incluso ridícula, como ha sido calificada por las autoridades chinas.

Antes de analizar los argumentos del «estudio» conviene, sin embargo, subrayar dos hechos que hemos ya publicado en este sitio pero vienen muy a cuento de la situación actual.

LOS SESGOS DE LA INFORMACIÓN OLIGÁRQUICA

Primero, que la mayoría de los medios de comunicación occidentales son propiedad de judíos. Ahora bien, en el mismo artículo donde el sociólogo Johan Galtung hacía esta afirmación, se añadía que el 70% de los profesores universitarios de las universidades más prestigiosas de EEUU eran judíos. Aunque no conocemos qué porcentaje de este curioso fenómeno afectaría también a las universidades del primo hermano británico, no cabe duda de que semejantes sesgos ideológicos también se dan en el Reino Unido y no pueden explicarse sin cuestionar la neutralidad y la objetividad de algunas de las investigaciones que se desarrollan en dichas instituciones.

UN SOCIÓLOGO DE FAMA MUNDIAL AFIRMA QUE LOS JUDÍOS CONTROLAN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN

En segundo lugar sabemos, asimismo, gracias al testimonio de algunos profesionales, que la OTAN compra a los periodistas para que difundan las informaciones que convengan en cada caso a los militares occidentales.

LOS PERIODISTAS ESTÁN COMPRADOS

Así las cosas, cabe practicar la siguiente inferencia lógica: si los propietarios de los medios de comunicación y los profesores —y rectores— de las universidades occidentales son en su mayoría judíos o sionistas, podemos estar seguros de que el gran capital que ha subvencionado y comprado las instituciones de donde emana la «opinión autorizada» en Occidente, es decir, aquéllo que denominamos la oligarquía —una minoría del 0,1% de la población que posee el 50% de la riqueza mundial—, no será, por decir algo, filipino ni búlgaro ni tailandés… ¿Adivinan, en definitiva, de qué inclinación ideológico-política adolecerá la información-standard cuando se trata de publicar y difundir peritajes, estudios o informes presuntamente científicos sobre cualquier materia sensible que pueda afectar a los intereses de la oligarquía? Esta circunstancia quedó clara con el ya mencionado fraude de las inexistentes «armas de destrucción masiva» iraquíes, con la versión oficial del 11-S o incluso con el tan provechoso —para los Rothschild— «relato del Holocausto». En el caso del virus chino se está produciendo una situación muy similar. Observen, si no, el siguiente titular de El Mundo dando por hecho que el Covid-19 ya circulaba por China desde el mes agosto:

El periodista David Jiménez, ex director de El Mundo, testimonia en su obra El Director cómo funciona este auténtico medio de manipulación que publica o deja de publicar «noticias» en función de llamadas telefónicas de poderosos amigos del Íbex-35.

¿Sería parecido un libro sobre otro periódico escrito por uno de sus exdirectores?

Muy parecido. Sobre todo, de la prensa tradicional. He compartido vivencias con ellos y son prácticamente las mismas. Las presiones, ataduras y relaciones con el poder económico son similares, así como el mundo de las redacciones. Los personajes que se crean en ellas son coincidentes, así como las dinámicas, las facciones y las luchas internas. Pasa en todas las empresas, pero un periódico es más competitivo que cualquier otra, porque tu trabajo es público y se expone todos los días. Eso hace que las rivalidades, en muchos casos, adquieran una toxicidad mayor que en otros oficios.

No resultaría descabellado pensar que si las presstitutas de El Mundo se venden con suma ligereza a los grandes grupos financieros españoles, cuando se trata de cosas como los sagrados intereses de la OTAN —y así lo denunció el periodista Udo Ulfkotte antes de morir en extrañas circunstancias—, esas mismas furcias de la pluma trabajan gratis.

EL ESTUDIO DE  JOHN SAMUEL BROWNSTEIN

Para demostrar que el Covid-19 «circulaba» ya por China —¡¡¡sin provocar ningún brote hasta diciembre!!!— desde agosto de 2019, el investigador judío se basa en: 1/ el número de coches que había aparcados en los parkings de los hospitales chinos; 2/ el número de búsquedas sobre diarrea en el buscador chino Baidu. Han leído bien, no se trata de ninguna broma: esto es un «estudio» de la Universidad de Harvard.

El Mundo, miércoles 10 de junio de 2020, p. 17.

Conviene subrayar que el investigador-propagandista de Harvard-OTAN reconoce haber utilizado métodos de las agencias de inteligencia occidentales, quizá para no tener que reconocer que el informe procede directamente de la CIA o del Mossad y él se ha limitado a estamparle el sello de una universidad acreditada. Más abajo nos encontramos con que el estudio se basa en el peregrino hecho de que en octubre de 2018 había 171 coches en los estacionamientos hospitalarios observados, mientras que un año más tarde, es decir, en octubre de 2019 —¡¡¡ni siquiera en agosto a pesar del titular!!!— el número de coches se había elevado a 285. Nos hallamos, pues, ante una «evidencia» harto convincente y poco menos que arroladora.

La versión on line de este artículo de El Mundo puede encontrarse aquí. Como cabe comprobar por el enlace, el titular de las presstitutas de la OTAN ha sido modificado y ya no es un hecho, sino una simple posibilidad:

El coronavirus podría haberse propagado por China desde agosto, según un estudio de Harvard

LUCAS DE LA CAL

Pekín

Martes, 9 junio 2020 – 20:31

Un nuevo estudio de la Facultad de Medicina de Harvard señala que el coronavirus podría haberse propagado en China a principios de agosto. Para ello se basa en imágenes satelitales de los aparcamientos de hospitales en Wuhan, así como en las tendencias de búsqueda en internet.

El argumento del creyente Brownstein, de características teoréticas muy similares a la creencia en las «armas de destrucción masiva iraquíes» o las «cámaras de gas» homicidas alemanas de la Segunda Guerra Mundial, es la circunstancia de que los chinos utilizaron el criterio de búsqueda «diarrea» en el buscador chino Baidu muchas más veces de «lo habitual» (¿?) y resulta que la diarrea es un posible síntoma del coronavirus. Hete aquí, si les resulta asombrosa tanta impostura, lo que publica El Mundo en su versión en papel:

La frase literal es la siguiente:

(…) además añadió que el aumento del tránsito coincidió con elevadas consultas en el buscador chino Baidu de síntomas que luego se determinarían como asociados con el nuevo coronavirus. «Los datos, en realidad, son especialmente convincentes porque vimos aumentos de personas que buscan enfermedades gastrointestinales, diarrea, que aumentaban a un nivel que no habíamos visto en absoluto, históricamente, y ahora sabemos que los síntomas gastrointestinales son realmente marcador importante para la Covid-19», agregó.

O sea que los síntomas en cuestión son sólo… la diarrea, factum que se considera «especialmente convincente» para imputarles la pandemia a los chinos. Sin embargo, no se produjo un aumento de las búsquedas por lo que respecta a otros síntomas del Covid-19, dato que, al parecer, poco disuade al «investigador» judío de persistir en su «convicción» atlantista. 

La respuesta del gobierno chino no podía ser otra que la siguiente:

«(…) ridículo, increíblemente ridículo, llegar a esta conclusión basada en observaciones superficiales como el volumen de tráfico».

La Universidad de Harvard resulta así, a la postre, como los medios de comunicación más prestigiosos de Occidente, una ramera intelectual sumisa al poder oligárquico, es decir, a la «dictadura ultraliberal» de los bancos y de los señores inversores, el régimen que impera en las denominadas —por sí mismas o por sus propagandistas— sociedades democráticas del «mundo libre».

SIGNIFICADO CIENTÍFICO INDIRECTO DE ESTE FRAUDE

El único valor añadido del «estudio» de Brownstein estriba en que pone de manifiesto la decisiva importancia de la secuencia cronológica en la determinación de la procedencia real del virus. Para la mayoría de la gente e incluso para casi todos los críticos anti-sistema que pululan por internet (de los que tengamos constancia), el hecho de que los militares de la OTAN aparezcan contagiados en octubre y el primer caso de Covid-19 diagnosticado en China se produzca empero en diciembre carece de especial relevancia heurística. Sólo publicaciones como Cambio16 y CARRER LA MARCA, así como —según hemos acreditado— algunos internautas de la Burbuja Inmobiliaria, han sido capaces de captar el valor probatorio y hermenéutico de dicha «secuencia cronológica». De ahí que las instituciones sistémico-oligárquicas, conscientes del peligro, hayan tenido que recurrir a la «hipótesis» de un coronavirus «circulando» por China desde el mes de agostosin ser capaces de explicar por qué ese virus no produjo un brote hasta el mes de diciembre— para rescatar la credibilidad del relato oficial.

Figueres, la Marca Hispànica, 10 de junio de 2020.

MILITARES EXTRANJEROS ENFERMOS EN OCTUBRE Y CIVILES CHINOS INFECTADOS EN DICIEMBRE: ¿QUIÉN CONTAGIÓ A QUIÉN?

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