FICHTE, HEIDEGGER Y EL NACIONALSOCIALISMO (Ramón Bau)
RESEÑA DE UN LIBRO. Reproducimos íntegramente un comentario de Ramón Bau —cuya trayectoria y autoridad no es necesario recordar aquí— a la obra (originalmente una tesis doctoral) de Matteo Simonetti. Por nuestra parte, nada que añadir, el texto de Bau habla por sí mismo y se incorpora a los registros de la ideología disidente. La única excepción o discrepancia que debemos manifestar con respecto a la reseña es la relativa a los proyectos expansionistas de Hitler. En efecto, Hitler no quería «dominar el mundo» como se pretende, pero sí había previsto una ampliación del territorio alemán hacia el Este (y a costa de los pueblos eslavos). Para el Führer, la Alemania histórica era demasiado pequeña comparada con los imperios coloniales occidentales y super-naciones como los EEUU y la URSS. Pero Hitler no quería colonias. Sólo un aumento considerable de las dimensiones demográficas y territoriales de Alemania podía garantizar en el futuro la supervivencia del pueblo alemán y el papel de Alemania como pilar central del eje de resistencia contra la oligarquía financiera. Polonia y Ucrania iban, pues, a ser sacrificadas por Hitler. Un error. Alemania no necesitaba expandirse, sino integrar Europa en una «unidad de destino» respetuosa con todas y cada una de sus naciones. La invasión de la URSS (Estado con el que se había firmado un pacto de no-agresión) condujo al desastre del proyecto nacionalsocialista todo. Hemos explicado esto con más detalle en otro artículo de CARRER LA MARCA y a él nos remitimos.
FICHTE, HEIDEGGER Y EL NACIONALSOCIALISMO A LA LUZ DE LOS CUADERNOS NEGROS DE MATTEO SIMONETTI
RAMÓN BAU
Ediciones EAS
PÁGINAS: 392
PVP: 29.95 €
Este ensayo es la tesis doctoral del autor sobre ese mismo tema.
Simonetti no es nacionalsocialista pero cualquier lector normal de este libro diría que sí lo es, puesto que expone todos los argumentos que sustentaron al nacionalsocialismo y combate todas las mentiras que sobre ello se consideran ahora como verdades de ‘fe’.
La tesis esencial es analizar cómo el nacionalsocialismo tiene una raíz en el romanticismo alemán y en especial en la filosofía de Johann Gottlieb Fichte (1762- 1814). Martin Heidegger (1889-1976) culmina esta misma tendencia.
DOS TEMAS PREVIOS A LA LECTURA DEL LIBRO
TEMA 1: Filosofía y Política:
Un filósofo casi nunca puede seguir en todo a un político, la política es una degradación de la filosofía por los condicionantes de tiempo (momento histórico) y espacio (entorno físico).
Para el filósofo la verdad es, o debería ser, el centro, la lógica su herramienta. El que esa verdad o lógica se lleve a la práctica es ya una cuestión que está fuera del alcance de la filosofía y, lo peor, está fuera de las posibilidades del mejor de los políticos que quisiera conseguirlo.
Ha habido filósofos que han intentado meditar sobre construcciones políticas, como en La República de Platón, la Utopía de Tomas Moro e incluso podríamos hablar de algunas propuestas ‘comunistas’ de Marx. Nos atreveríamos quizás a incluir aquí a Ortega y Gasset con su Rebelión de las masas. Sin embargo, ninguno de ellos hubiera aguantado mucho en un gobierno real que hubiera intentado llevar a término sus propuestas, simplemente porque no las hubiera llevado a cabo ‘filosóficamente’, sino en lo ‘posible’, lo que significa: con muchos cambios, errores y dificultades.
No hay nada más peligroso que ser un filósofo en tiempos de Stalin o de Robespierre.
Y sin llegarles a peligrar la vida, tampoco los filósofos como Heidegger, Spengler, Carl Schmitt, etc., aguantaron mucho como ‘militantes’ del nacionalsocialismo, porque un filósofo siempre disiente de una realización práctica (que nunca es perfecta en su lógica).
Para que un filósofo sea militante político, como lo fue Rosenberg, tiene que dejar de ser filósofo cuando actúa como político.
Y es que la ideología tomada como ‘filosofía política’ es uno de los mejores elementos para destruir un grupo o partido cualquiera. De la misma forma que el éxito es el mejor aglutinante de un grupo.
Lo difícil es lograr ese equilibrio entre la lucha práctica y una cierta coherencia con las ideas y el estilo-ética. Nada es perfecto pero tampoco todo es permisible a cambio de cierto éxito.
Cuando la ‘verdad’ es solo lo que vota la mayoría, no hay ya verdad sino política barata. ¿Qué filosofía se puede edificar sobre el cambio de opinión del voto o el interés económico?
Un filósofo ‘demócrata’ debería solo afirmar que todo es posible y la ‘verdad’ depende del voto. Lo que hoy es cierto mañana puede ser delito, lo que hoy se afirma, mañana se niega. Es el relativismo del ‘todo vale’ porque ‘nada vale’.
Me imagino que hoy debe de ser muy difícil ser un filósofo del sistema, si se es coherente y no un palanganero a sueldo de cargos y prebendas. ¿Cómo hablar de la verdad cuando no la hay? ¿Cómo fundamentar algo sobre el pantano del voto y el deseo de la cantidad?
Heidegger, en realidad, trata de decirnos que se necesita un nuevo Dios, no un Dios en el sentido estrictamente religioso, sino un fundamento filosófico tras la ‘muerte de Dios’. Es la verdad.
Cuando algo es cierto, no depende del voto, ni de la opinión, es simplemente la verdad. Toda verdad es un atentado a la ‘democracia’, un insulto al relativismo, un desacato al ‘todo vale’… Por eso el sistema odia, niega, la verdad.
TEMA 2: La filosofía de Heidegger independiente de su actuación política
Este libro debe ser complementado con un análisis puramente filosófico de Heidegger, como ha hecho la tesis doctoral de Jaume Farrerons, donde expone cómo su filosofía es esencialmente la esencia del fascismo filosófico, no ya político.
Esto es vital, Heidegger puede ser más o menos ‘nacionalsocialista’ en el entorno histórico, vivencial, pero lo importante es que su visión filosófica es la esencia (no siempre expresada coherentemente con la acción política en la realidad) de la cosmovisión nacionalsocialista.
La tesis
Heidegger fue nacionalsocialista, se comprometió políticamente, pero su posición estaba basada en dos temas: una situación histórica y una idea filosófica que enlazaba ya con las bases previas al NS hitleriano.
Con Fichte se inicia esa base romántica y germánica de la que el NS es heredero.
Era pues el filósofo muy radical como NS, si se toma esa palabra en un sentido filosófico y esencial. Digamos que si se distanció más tarde algo del movimiento político fue precisamente por su radicalidad filosófica frente a la necesidad pragmática de lo político. Podemos decir que es más NS que el NS histórico tras 1934.
Consideraciones preliminares
El llamado Holocausto es la línea roja del autor de este libro: aunque conoce y reproduce textos de revisionistas, como Mattogno en otros temas, no puede debatir este asunto como debate otros.
Da respuesta a todas las críticas contra el Reich y Hitler pero en este tema no se atreve ni siquiera a indicar que hay muchos revisionistas y cuestiones a debate.
Todo se puede explicar pero este tema que es tabú.
Es curioso que siendo la verdad la esencia de la filosofía, la gran mentira es por ello la anti-filosofía y combatirla un deber filosófico, no esencialmente político.
Heidegger y el nacionalsocialismo más allá de los Cuadernos Negros
Esta parte es esencial para comprobar cómo Heidegger se integró en el nacionalsocialismo ya mucho antes de que llegase al poder y de forma pública. En los Cuadernos negros podemos comprobarlo pero no eran textos públicos sino notas privadas que no quiso editar en vida.
– El contenido político de las cartas de Heidegger.
Ya en 1916 escribe contra la judaización de la universidad. En 1918 mucho más aún contra la nefasta influencia judía.
Eso en una época en la que Hitler todavía no había expresado nada contra el judaísmo.
En cartas de 1930 ya reconoce su apoyo a la lucha del NSDAP para despertar a Alemania, y su condena al capitalismo y el marxismo como elementos materialistas.
Las cartas a su esposa Elfride son muy claras, pese a que una gran parte de ellas se destruyeron y otra parte no dejan verlas sus herederos (por ser Elfride aún más radicalmente NS y anti-judía que Heidegger).
– Cuestiones políticas en Ser y tiempo.
La obra capital de Heidegger, Ser y tiempo, se publicó de 1927. En el libro de Simonetti no se trata de demostrar que la filosofía de Heidegger es la base de la cosmovisión ‘fascista’ en su sentido general, sino sólo exponer las relaciones políticas de este libro esencial.
En Ser y tiempo el desvelamiento del yo lleva al reconocimiento de la comunidad, el destino como pueblo, la historicidad. Hay una solidaridad con el propio pueblo, esencia del socialismo visto como algo ‘nacional’ o ‘comunitario’.
– Afiliación.
El 3 de mayo 1933 se afilia al NSDAP.
Considera urgente la lucha contra el bolchevismo y el capitalismo, y una recuperación de la germanidad.
– Veinticuatro días intensos.
Varios discursos desde su afiliación hasta el discurso de toma de posesión del Rectorado de la Universidad de Friburgo el 27 de mayo 1933.
Manifiesta su apoyo a Hitler en su decisión de abandonar la Sociedad de Naciones y ofrecer un plan de desarme, de manera que no solo Alemania esté desarmada.
Otro discurso conmemora el décimo aniversario del asesinato de Albert Leo Schlageter por los franceses en el Sarre ocupado.
En todos apoya a Hitler y la política nacionalsocialista.
– El discurso rectoral del 27 mayo de 1933.
Plantea cómo la dirección política tiene una misión espiritual: el bien del pueblo.
Junto al papel de la universidad como fuente de formación del pueblo, indica que la jerarquía es necesaria y a la vez debe estar controlada por ese bien espiritual, ese objetivo del bien común del pueblo.
Sin duda Heidegger pensaba que la meritocracia era el sistema de elegir dirigentes, y la universidad el medio para educar y disciplinar a los dirigentes.
El segundo tema es la ciencia como pura tecnología o utilismo, sin un conocimiento del Ser, de uno mismo y la necesidad de comprender la unión de uno mismo con el pueblo (1).
Es un llamamiento al socialismo comunitario frente al capitalismo y al marxismo, pero a la vez avisa contra el autoritarismo y el utilismo científico. Temas que exhiben el problema entre la filosofía y la política.
– Los discursos políticos de 1933.
El 24 de mayo un discurso sobre la fuerza espiritual del Solsticio de Verano, que debe animar la Revolución Alemana.
En noviembre 1933 pronuncia un discurso a los estudiantes indicándoles que deben unirse a la acción nacionalsocialista. Concluye de una forma clarísima: “El Führer mismo, y solo él, es la realidad alemana de hoy, pero también la de mañana y por tanto su ley” y concluye con un «Heil Hitler!»
Sólo el NS es capaz de oponerse al materialismo capitalista y marxista que esclavizan a Europa. Por ello no se puede ser neutral ante el NS, hay que apoyarlo.
En otro discurso termina: “Al hombre de esa voluntad sin precedentes, a nuestro Führer, Adolf Hitler, un triple Sieg Heil!”
Un discurso sobre el trabajo: en el capitalismo y el marxismo el trabajo es sólo visto como un elemento económico, lo que lo degrada y reduce. Es en el NS cuando se crea el Estado del Trabajo, o sea, el trabajo como honor, valor y espíritu, bajo el socialismo comunitario.
Con este mismo tema imparte un discurso el 22 enero 1934 ante 600 parados que han recuperado el trabajo en Friburgo. Es un discurso muy político, totalmente socialista, donde apela a la comunidad.
Y se centra también en los campesinos como base popular, frente a Marx, quien en su Manifiesto de 1848 repugnaba totalmente del campesinado como un enemigo del proletariado.
En 1937 marca la diferencia entre filosofía y política. Su texto “La amenaza de la ciencia” es una crítica precisamente a centrarse excesivamente en los avances técnicos que permiten a Alemania progresar, rearmarse y acabar con el paro. Heidegger ve en ello una traición a la meditación y espiritualidad en favor de la eficacia; reclama más radicalidad y menos obsesión por la mera eficacia técnica, más profundizar en la filosofía. Es necesario ser más radical contra el materialismo (capitalista y marxista) y contra el espíritu del judaísmo. El NSDAP se dedica sólo a lograr éxitos en vez de meditar y espiritualizar la comunidad.
Esto le lleva a ser apartado del partido y relegado en el Reich, aunque nunca censurado o perseguido.
– Discursos de posguerra.
Por supuesto, los aliados acusaron a Heidegger poco menos que de ser culpable del auge del NS, le prohibieron toda enseñanza, le retiraron la pensión y amenazaron con requisarle la casa y sus bienes, libros, biblioteca…
Heidegger no cedió a condenar lo que había dicho y para colmo no quiso comentar nada de Auschwitz y demás temas.
Su defensa fue bastante correcta, tratando de exculparse para evitar mayores males, pero sin desdecirse.
1- Recordar que a partir de 1938 no tuvo cargo alguno, ni se le dio publicidad ni plataforma en el Reich.
2- Fue NS porque creía que era la solución frente al comunismo, la miseria económica del pueblo alemán y la opresión del tratado de Versalles.
3- Se vuelve totalmente pesimista, ‘la filosofía ha muerto’, todo es materialismo y técnica en el mundo tras 1945.
4- No tenía que justificarse de sus textos en pro del NS pues en ese momento incluso políticos ingleses o franceses alababan las medidas de Hitler.
Heidegger se recluyó en el campo, en la cabaña de Todtnauberg, y se aisló. Sólo dio una entrevista a ‘Der Spiegel’ que causó un gran escándalo al no decir palabra sobre el Holocausto y no ‘arrepentirse’ de nada.
Veamos esta frase famosa de M. Heidegger (entrevista realizada en «Der Spiegel»):
«La filosofía no podrá operar ningún cambio inmediato en el actual estado de cosas del mundo. Esto vale no sólo para la filosofía, sino especialmente para todos los esfuerzos y afanes meramente humanos. La única posibilidad de salvación la veo en que preparemos, con el pensamiento y la poesía, una disposición para la aparición del dios o para su ausencia en el ocaso.»
Heidegger actúa en este caso de forma pesimista, no por considerar que la filosofía no puede operar cambios sociales, sino porque no cree ya ni en lo ‘político’. Y es que cuando la filosofía ha muerto en manos del relativismo y el hedonismo, entonces ya no queda esperanza ni siquiera en los políticos.
En esta entrevista no habló de Auschwitz, con gran escándalo en una Alemania inundada de propaganda y culpa sobre el Holocausto, pero como comenta el autor del libro, seguramente hizo bien en no hablar, si llega a hablar hubiera sido aún peor.
Críticas al pensamiento político de Heidegger
En teoría deberíamos sacar mucho de las críticas a Heidegger por sus contrarios, pero no es así, son absurdas y engolfadas en insultos sin fundamento alguno.
Pongamos primero Emmanuel Faye con su Heidegger, la introducción del nazismo en la filosofía, donde sólo se protesta que Heidegger no puede ser un filósofo porque es nazi, y el nazismo es “la destrucción radical de todo lo que construye al ser humano”. O sea, fue nazi luego ni es filósofo ni merece ser estudiado sino únicamente calumniado y censurado.
Criminaliza a Heidegger sin dar otra razón: que era ‘nazi’, con eso ya es suficiente.
Peor es György Lukács, un estalinista total: como en Ser y tiempo no se habla de Marx, concluye que es anti-científico, irracional y capitalista.
Luego está Theodor W. Adorno en La jerga de la autenticidad, que se centra en la idea marxista; Heidegger era nazi luego su filosofía y persona son capitalistas y apoyan la opresión. Y luego usa a Freud: la sexualidad natural es una superestructura del poder burgués; el rechazo de Heidegger al psicoanálisis acredita que es homosexual pues el psicoanalista lo ‘demostraría’. Y así sigue con argumentos de psicoanálisis: “la idea de curiosidad se debe a que en la infancia no se le dio respuesta a su sexualidad”. En fin, una locura.
Quizás el más normal es el comentario sobre Ernst Nolte. Se pregunta si la adhesión de Heidegger al nacionalsocialismo se debió sobre todo a enemigos comunes (marxismo y capitalismo como ideas y judaísmo como poder) o sea al momento histórico.
La brutalidad soviética en Rusia fue tan enorme que toda resistencia a ella era justificable. La miseria y la opresión capitalista en Weimar (y en realidad en toda Europa) actuaban como otra necesidad de cambio. La presencia abusiva de judíos en el comunismo y el capitalismo era algo evidente. Y para colmo el tratado de Versalles oprimía totalmente a la comunidad alemana.
Nolte da sólo una razón negativa: Heidegger era NS por rechazo a otros, no por la propia esencia del NS. (2)
Contra ello el autor del libro presenta la vía esencial: el NS era una aspiración absoluta para todo alemán, ser nacionalsocialista era como una obligación histórica, que además tenía raíces profundas en el romanticismo alemán.
Sin duda esos elementos externos influyeron mucho en la decisión de Heidegger de integrarse en el partido. Pero en cambio Nolte no analiza la filosofía de Heidegger que también fundamenta esa misma corriente histórica desde Fichte, la cual tiene su culminación en la cosmovisión nacionalsocialista, independiente del partido NSDAP y de sus actuaciones políticas concretas.
Los Cuadernos negros: la crítica filosófica
Los llamados Cuadernos negros son treinta y cuatro cuadernillos con cubiertas color negro en los que Martin Heidegger redactó una serie de apuntes entre 1931 y 1976. Eran de carácter inédito hasta el inicio de su publicación en 2014. No quiso editarlos hasta después de muerto seguramente para evitarse problemas y ataques, estando ya retirado en una casa de campo.
Los primeros catorce cuadernillos abarcan los años transcurridos entre 1931 y 1941.
Los demás son posteriores a 1945.
La realidad es que no hay crítica filosófica sino política contra esos Cuadernos negros: se citan especialmente sus denuncias del judaísmo.
Una de las virtudes de este libro es que rebate las acusaciones contra Heidegger, no por hostil al judaísmo, cosa que nadie niega, sino porque no aportan pruebas ni datos contra las afirmaciones de Heidegger.
Es el caso de Donatella Di Cesare, judía, en su libro Heidegger y los hebreos, donde muestra, cosa que no era difícil de probar, que Heidegger era y fue siempre un crítico contra el judaísmo (aunque no contra cualquier judío sólo por serlo).
En este tema no hay dudas ni matizaciones. Por lo demás nada especial puesto que Fichte, Hegel, Kant, Schopenhauer o Nietzsche sostienen la misma posición.
Lo que Di Cesare no analiza es el por qué hay tanta coincidencia en los críticos, si no tendrá alguna culpa de ello el judaísmo.
Por ejemplo: cuando Heidegger, Sombart o Hitler denuncian la enorme preponderancia de judíos en el comunismo/marxismo y en el capitalismo, no lo contradice, ni justifica o presenta pruebas de lo contrario.
Si denuncian que el psicoanálisis está plagado de judíos tampoco lo desmiente ni justifica.
Por último, expone el silencio y la vacilación de Heidegger sobre el Holocausto, y protesta porque nunca admitió la legitimidad del juicio de Nüremberg.
Como dice el autor del libro reseñado, quizás calló porque no quería empeorar su posición. Y no querer publicar los Cuadernos negros hasta su muerte es razonable creyendo que quizá entonces ya habría libertad de expresión sobre el tema del judaísmo (en eso se equivocó totalmente). Cesare desconoce la historiografía del Holocausto, incluso da por ciertos los mitos de las pantallas de piel humanas, jabones de grasa humana y demás barbaridades hoy ya descartadas incluso por la propaganda oficial.
Parecido es el comentario de Peter Trawny con su Heidegger y el mito de la conspiración judía. Tras el llamado Holocausto, la filosofía de Heidegger es sólo antisemitismo y pura aceptación de los ‘Protocolos de los Sabios de Sión’. Una vez más no se aportan pruebas de falsedades en los temas que Heidegger expone, sólo sugiere que debe arrojarse a la basura toda la filosofía de Heidegger.
Hay otros ataques a Heidegger por los aspectos anti-judaicos de los Cuadernos negros, no se trata de críticas filosóficas sino políticas, rayando el insulto y la descalificación sólo por ese tema.
El otro extremo de la investigación: el nacionalsocialismo
Esta es una parte sumamente interesante del libro reseñado, su tesis es bastante correcta. El nacionalsocialismo (y los fascismos en general, por otra parte) no nace de la nada, sino que está integrado en la evolución histórica y cultural de Alemania (y Europa) desde mucho antes.
Para el autor, el partido pudo desviarse de esa filosofía cultural por temas de realismo político, pero el nacionalsocialismo como cosmovisión representa la culminación de dicha línea anterior.
En concreto parte de Fichte, El Estado comercial cerrado y otros libros suyos, a los que dedicará un capítulo de la obra.
Todo el texto es una demostración y defensa del nacionalsocialismo como cosmovisión, una exposición brillante que cualquier NS consideraría acertada.
Las raíces völkisch y el socialismo son las bases esenciales de esa cosmovisión que tiene un origen muy anterior a su concreción histórica en el nacionalsocialismo.
El texto muestra hasta la saciedad cómo el socialismo comunitario es esencial, nada que ver con el capitalismo ni el marxismo, ambos anti-nacionales, o sea anti-comunitarios, globalistas, mundialistas y materialistas.
– J.G. Fichte como modelo absoluto: Discursos a la nación alemana.
Este es el capítulo para probar su tesis, a saber, que el nacionalsocialismo es la culminación (abortada por el triunfo militar de marxistas y capitalistas) de una cosmovisión nacida del romanticismo alemán desde Fichte, con la voluntad como fuerza esencial (idea también presente en Schopenhauer y Nietzsche).
Fichte, en su Discurso a la nación alemana de 1808, repite los mismos conceptos: patria, educación popular, pueblo alemán, misión… Siendo en ese momento el entorno anti-alemán la opresión de Napoleón y de las ideas igualitarias ‘democráticas’. La Paz de Tilsit viene a ser para Alemania lo mismo que luego el Tratado de Versalles.
Fichte propone una educación nacional, de tipo platónico, que asegure la alemanidad del pueblo como comunidad frente al individualismo ‘democrático’.
Hay además la idea de un comercio global 200 años antes de su pleno desarrollo.
Las dos guerras mundiales no son más que enfrentamientos de esas dos formas de ver el mundo.
Viene después una parte del libro que es realmente un resumen de todas las mentiras y barbaridades que se han publicado sobre Hitler (tema que no es que venga al caso), una relación alucinante: sadomasoquista, despiadado, cliente de prostitutas judías, enfermo de infecciones venéreas, bisexual, pedófilo, malvado, coprófago, odiaba al padre (Freud), etc…
El tema völkisch es otro de los que anticipan el nacionalsocialismo, surgido del romanticismo ya con el del movimiento Wandervogel.
Se habla del libro del judío y homosexual George Mosse, autor de Los orígenes culturales del III Reich que expone toda una serie de pensadores y artistas adheridos a la línea de Fichte antes de la I Guerra Mundial, y de cómo el materialismo del capitalismo y del marxismo tenía que producir una reacción; en todos esos precursores hay anti-judaísmo y apoyo al tema racial, que por otra parte era común en USA y el los demás países europeos.
Recaba además una lista de pensadores del marxismo y del materialismo, desde Brecht o Marcuse a Freud o Schoenberg… Casi todos judíos. Para el judío Mosse desde luego esas acusaciones contra el judaísmo carecen de fundamento alguno, son sólo pura táctica para mostrarle un enemigo al pueblo.
–El Estado comercial cerrado y la autarquía de Fichte.
Las obras de Fichte están en la biblioteca privada de Hitler, algunas subrayadas con comentarios. Las había leído sin duda.
Propone una cierta autarquía, al menos en lo posible, en todo caso un comercio equilibrado que no implique dominación ni dependencia, especialmente de grupos financieros. Esa es la misma línea que Hitler adoptó para reconstruir Alemania.
–Fichte y las ideas sobre el judaísmo.
Las opiniones de Fichte son claras y radicales, el judaísmo es un Estado dentro del Estado y es necesario protegerse de su acción.
Napoleón en un inicio fue totalmente pro-judío, concediendo la ciudadanía a los judíos de las naciones invadidas por Francia, los cuales apoyaron al invasor (¡típico!).
Pero en 1804 empezaron las quejas de las poblaciones por la usura de los judíos. En 1808 decreta Napoleón prohibir a los judíos la práctica de la usura e hipotecas de tierras, eso le enfrentará a la finanza judía, en especial a los Rothschild, quienes entonces financiarán actividades anti-Napoleón.
Atención: Fichte nunca rechazó amistades judías, no estaba contra los individuos como tales sino contra la organización judía, deseaba únicamente que se fueran voluntariamente de Alemania… como pasó con Hitler (haavara).
El texto acredita cómo una enorme o desproporcionada cantidad de judíos en la dirección del comunismo, en Weimar y en el capitalismo, actuaban de forma organizada.
–El papel del capitalismo alemán.
Todos los textos actuales sobre nacionalsocialismo siguen la línea oficial marxista, impuesta en su día por Stalin como doctrina oficial en el XIII Pleno del Comité de la Internacional Comunista y que ahora siguen los marxistas e incluso las declaraciones de Lavrov (ministro exteriores ruso con Putin) que interpretan el NS como un instrumento del capitalismo para atacar al comunismo.
La realidad es que ya desde Fichte la línea ha sido siempre un socialismo comunitario que permite la propiedad privada (y alienta la iniciativa privada) pero bajo estricto control del Estado, nada pertenece a un propietario privado sino en tanto sirva a la comunidad, no hay una «propiedad absoluta».
El texto muestra cómo Hitler apreciaba la iniciativa privada pero sujeta al control del Estado. Sin iniciativa privada el comunismo lleva a la miseria y sin el control absoluto del Estado el capitalismo domina y esclaviza las naciones.
–Comparación entre las ideas de Fichte y Hitler en diversos temas.
Hay una gran similitud de bases en temas como el comercio nacional equitativo frente a la globalización mundialista.
Y mucho más en el concepto de ‘trabajo’, como algo no sólo material, no sólo en cuanto elemento económico, sino de dignidad personal. El pleno empleo es esencial tanto económica como éticamente.
Si para Marx el trabajo es un mero elemento de la economía y para el capitalismo es bueno un cierto volumen de paro que abarate el coste y atenace la libertad de la mano de obra, la línea NS trata el trabajo como un elemento comunitario al que se tiene derecho por dignidad y no sólo por un beneficio económico.
La eliminación del paro en el fascismo italiano y en el Reich fueron un ejemplo único.
Sobre la finanzas y el dinero, Heidegger expuso muchas veces que el verdadero origen de la II Guerra Mundial fue el ataque a la usura internacional por parte de Hitler, la abolición del oro como patrón monetario, el sistema de libre intercambio de bienes entre países sin cortapisas de la banca internacional, etc. La base del dinero es el trabajo y la producción, no el oro ni su abuso financiero. El dinero como medio de intercambio y no como producto en sí mismo.
–Expansión, colonización y emigración – Guerra o Paz.
Otro de los temas a debatir es si la intención del nacionalsocialismo, y en general de la línea völkisch socialista, era dominar el mundo, la guerra y la invasión de otras naciones, incluso formar un imperio como el romano.
Fichte trata siempre de una sociedad cerrada a los extranjeros, racial, cultural, en nada global ni dominando a otros pueblos. Lo mismo se expresa en el Mi Lucha. (3)
La comunidad popular, volksgenosse, fue siempre y únicamente del pueblo germano.
Precisamente por ello favorecía la salida de judíos a Palestina o a otros destinos. Como indica el libro ningún país quiso aceptar a miles de judíos y es famoso el caso del «San Luis», navío cargado de judíos que nadie quiso recibir y tuvo que volver con ellos al lugar de embarque.
Es cierto que el Reich quería recuperar los territorios germanos que el Tratado de Versalles había separado de Alemania, pero no ocupar otros países de pueblos distintos. (3)
La ocupación de Polonia viene dada por las grandes partes de Prusia que Versalles les había asignado. Se intentó llegar a acuerdos, pero Inglaterra y Francia animaron a Polonia a no ceder en nada.
Recuerda el texto que ni ingleses ni franceses declararon la guerra a la URSS por su ocupación de los países bálticos ni por la invasión de la mitad de Polonia.
Aun así hay que aceptar que la ocupación de la mitad de Polonia era algo no deseable y que debía ser temporal, tras recuperar la parte germana amputada. Sin duda Heidegger no concordaba con la guerra y su dinámica, aunque entendía que su origen estaba en Versalles.
–Heidegger y Sombart: antiamericanismo.
El enemigo liberal anglosajón fue sin duda el problema esencial para Alemania.
Werner Sombart ya denunció que ese capitalismo liberal exhibía aspiraciones mundialistas, proyectaba la república mundial y el mercado global. Hoy se ve bien claro.
Sombart en Los judíos en la vida económica expone que el desarraigo del judaísmo era la base de ese individualismo y dominaban la política de USA e Inglaterra.
Heidegger sostuvo la misma posición que Sombart.
Los Cuadernos negros: una mirada sin prejuicios
Aceptado por el autor que el NS es esencialmente la realización política en su momento histórico del proyecto de Fichte, es fácil entender que Heidegger se adhiriera al nacionalsocialismo frente al materialismo de capitalistas y marxistas.
Y que al identificar los elementos esenciales de este materialismo desembocase en la crítica del judaísmo como fuente de apoyo total, de inducción incluso, a esa línea.
Heidegger conoció los documentos encontrados en Polonia donde los gobiernos de USA, Inglaterra y Francia animaban a Polonia a no ceder en los temas de Versalles, esperando así una excusa para la guerra.
Sin duda, para Heidegger el NSDAP nunca fue el ideal sino la práctica desviada del ideal. Hitler, como todo buen político, era realista, para rearmar Alemania, acabar con el paro y elevar el nivel de vida del pueblo era necesario relanzar la industria alemana, potenciar el campesinado a fin de poder auto-alimentar al pueblo, producir y comerciar. No se podía ser fiel exactamente a una filosofía. La técnica no podía ser un enemigo sino un aliado, dominándola pero usándola sin complejos.
Heidegger, pese a su desilusión con el partido, continuó apoyando la posición del NS frente al enemigo: marxismo y capitalismo. Y siguió considerando al judaísmo culpable de dirigir a ambos enemigos.
En el libro reseñado se expone cómo la guerra estaba preparada por USA-Inglaterra contra Alemania desde mucho antes.
–Antología comentada de los Cuadernos negros
Es una selección de unos 300 pasajes de los Cuadernos negros de 1931 a 1948.
Ramón Bau Fradera, 22 de septiembre de 2024.
(1) Debe entenderse una falsa ciencia, liberal y capitalista, a la que Heidegger contrapone la ciencia en el sentido griego, es decir, espiritual y ligado al compromiso ético con la verdad (Nota del editor).
(2) Esta idea de Nolte es absolutamente insostenible y queda refutada en la tesis doctoral de Jaume Farrerons ya enlazada en el texto del artículo (Nota del editor).
(3) De este punto hemos disentido ya en la presentación del artículo.
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