FACHAS Y SKIN-HEADS (Ramón Bau)
DOS TEXTOS BREVES DE UN HISTÓRICO DEL NACIONALSOCIALISMO. Todos esos hooligans tatuados e hinchados con esteroides en los gimnasios de la «sociedad de consumo» no son «nazis» aunque el sistema oligárquico esté muy interesado en presentarlos como tales y ellos mismos lo pretendan. El sistema oligárquico es ante todo un dispositivo de propaganda y lavado de cerebro que difunde unos valores anti-nacionales. La versión oficial del «fascismo» que aparece en medios de comunicación, películas, novelas de consumo masivo y demás formas de «cultura» de masas tiene que ser complementada con «nazis» «reales» que de vez en cuando alimenten con noticias y crónicas periodísticas ciertos estereotipos y actualicen la «información» que impregna las mentes de los ciudadanos occidentales sobre lo sucedido durante la Segunda Guerra Mundial. ¿Y qué mejor que un «ejemplar» real del «mal absoluto» perpetrando un atentado con 51 víctimas inocentes en Nueva Zelanda? ¿Qué mejor que un sedicente «nazi» celebrando la atrocidad? Las dudas que puedan haber sobre la exactitud del relato histórico quedan aclaradas. El trabajo de los historiadores revisionistas intentando refutar más de 75 años de lavado de cerebro propagandístico queda arruinado de golpe. El energúmeno «nazi», con su simple existencia y forma de proceder habitual, ya sólo permitirá dudar a los idiotas y a otros energúmenos como él respecto de la razón objetiva de la propaganda antifascista. Todo esto se lo debemos «agradecer» a los «fachas» y a los «skin-heads». Por eso es necesario que un verdadero nacionalsocialista desautorice a estos sedicentes neonazis y neofascistas que, en algunos casos de «dirigentes» de los grupúsculos y bandas callejeras, pero también de estrategias de enorme alcance como The Daily Stormer en EEUU, son figurantes «antifas» infiltrados, agentes provocadores del campo opuesto, submarinos de la derecha liberal-sionista o meros confidentes de la policía.
«Unido a esto la prensa, que siempre amplifica a los cretinos y oculta a los dignos, y tendremos que el movimiento skin se fue convirtiendo en una continuidad de actos bárbaros.»
Ramón Bau
El enemigo nunca dará visibilidad a alguien que fundamenta la ideología NS ante un tribunal académico, sino al abyecto figurante «nazi» capaz de celebrar un atentado con 51 víctimas civiles. Cuando apoyas al descerebrado, justificas el antifascismo. https://t.co/r9FaRvpfcl pic.twitter.com/j0DTlE6S3q
— carrer la marca (@carrerlamarca) November 23, 2024
¿EL FASCISMO EN EL SISTEMA?
Ramón Bau
Primero de todo hay que establecer que por la palabra ‘fascismo’ debemos entender un proceso revolucionario general, no algo concreto de carácter histórico, ya sea italiano o alemán o de cualquier otro país.
Es por tanto una forma de expresar una Cosmovisión del Mundo, no un actitud meramente política y mucho menos politiquera, o sea, de posicionamiento en un tema político actual concreto de los que la prensa pone en candelera.
Como toda Cosmovisión del Mundo está basada en Valores y de esos valores surgen las actitudes en todos los aspectos, desde el Arte, la Cultura, la Naturaleza, la Política, el Estilo en la forma de vivir, la Ética, etc.
Esta base es esencial para abordar un tema muy actual: como es ser ‘fascista’ en este mundo regido por la Cosmovisión del mundo del Sistema (esa mezcla entre el capitalismo y el progresismo dentro de la máscara de la democracia y bajo el Velo de Maya del poder financiero).
Queramos o no vivimos bajo un mundo plagado de esa Cosmovisión del Sistema que, en muchos aspectos, no es tan evidente como lo es en el tema político o politiquero. La juventud está educada en un ambiente y unas forma de vivir, en un ocio y unos deseos, en un estilo de vida, de forma casi siempre no perceptible, mientras que en lo político si es en general mucho más visible y asumible la opinión sobre ello.
El resultado es que una parte de los que se llaman ‘fascistas’ no asumen la Cosmovisión del Mundo sino solo la parte política, y muchas veces esta parte con claras tendencias a la llamada extrema derecha, pero en cambio sus formas de vida, estilo y ocio, etc. están imbuidas, envenenadas por lo menos, por el ambiente normal actual.
Buscando exteriorizar sus tendencias politiqueras acaban en VOX o en grupos más radicales políticamente, pero bien alejados del estilo y las formas de valores ‘fascistas’.
Esto es lo que yo llamaría ‘fachas’, una mezcla entre una tendencia política que llaman fascista y una forma de vida, de estilo y de realizar esa política que está claramente alejada de la Cosmovisión ‘fascista’.
En un pasado, ya lejano, este tema podía recordarnos al mundo skin, pero hoy en día ya no se trata de grupos skins sino de grupos ‘fachas’.
Es bastante comprensible que sin formación profunda, sin interés por el arte ni la cultura, sin un rechazo a las formas de vida y ocio actuales, la juventud confunda su posición política, símbolos y formas externas del fascismo (ya sea en su versión particular nacionalsocialistas, fascistas o falangistas, etc…) con ser ‘fascistas, o en el peor de los casos apoyar a la extrema derecha en tema politiqueros.
Sin duda al hacerse mayores algunos de estos jóvenes evolucionarán, o se formarán mejor, y saldrán del ‘facherío’. Pero mientras, esas tendencias fachas son un grave problema de imagen y de mala educación para los que deseen ser verdaderos fascistas. Y lo peor: son la causa de que los anti-fachas tengan razón al achacar al ‘verdadero fascismo’ una imagen y posición falsa, deformada y negativa.
Una de las razones de esta proliferación se encuentra en las ganas de ‘actividad’ por los jóvenes. Frente a meditar y formarse antes de lanzarse a la actividad, quieren un tipo de acción sin tener en cuenta el estilo. Música del sistema pero con letras ‘nacionalistas’, fiestas y cerveza, salir a la calle aprovechando alguna actuación politiquera de Vox o de la extrema derecha, etc.
Una característica común es no ocuparse de los temas socialistas y menos culturales o artísticos, pero sí de toda noticia politiquera que la prensa ponga en solfa en las primeras páginas.
El problema esencial del mundo facha es que no son conscientes de serlo, al solo considerar el tema politiquero como lo único existente e importante, su estilo, sus formas de vida, las bases ideológicas de los problemas, les tienen sin cuidado. Es como si solo mirásemos las hojas de un árbol. Nunca sabríamos que no son un árbol. Se creen fascistas porque no conocen lo que es el fascismo de verdad; y consideran solo los símbolos y su palabrería como la base del fascismo. No es que tengan mala voluntad, es que son del sistema en todo menos en esa faceta politiquera que hace de cobertura externa del ‘ser’ interno adscrito a las formas de vida y estilo del sistema.
El paso más lamentable llega cuando su acción politiquera se asemeja a la de la extrema derecha clásica, Vox y similares, de forma que se produce su conversión en parte de esa extrema derecha. Hay una gran cantidad de ex fascistas que se han integrado (o se han querido integrar) en Vox, y en Europa dentro de los partidos más o menos similares.
La única solución para evitar esta degeneración es Formación. Solo con una formación profunda y correcta a nivel humano, de forma previa al nivel político, es posible salir de lo facha y entrar en una posición cosmovisional completa.
Ramón Bau, 20 de noviembre de 2024
SKINS: UNA UTOPÍA TRUNCADA
Ramón Bau
Cuando conocí a los primeros skins en los años finales de la década de los 70, en Inglaterra, recuerdo bien que hablábamos de un movimiento skin que debía ser la base de una nueva utopía, un revulsivo para la juventud frente al asco visceral de un mundo podrido.
Eran los años finales del hippismo, la juventud rebelde había ya comprobado que el progresismo ‘rebelde’ no era más que droga y decadencia. La mayoría de los ‘rebeldes’ de pacotilla se habían ya pasado a la mentalidad pancista del sistema con armas y bagajes, quedando solo el sexo y la droga como base de su ‘rebeldía’.
En ese ambiente, cuando la juventud aún tenía un cierto recuerdo de sus intentos de rebeldía de los años 68, pero ya había dejado las utopías progresistas, se presentó de repente la brutalidad de una inmigración masiva.
Una minoría de jóvenes de los barrios obreros ingleses, que hasta entonces vivían en una pobreza digna, sencilla, se empezaron a encontrar con una degradación rápida de sus barrios, que se ensuciaron de forma total, delincuencia, drogas, bandas de negros … y la industria empezó su camino de apretar las tuercas: despidos y paro.
Si hasta ese momento un joven obrero tenía al menos la seguridad del empleo, y un ambiente de compañerismo en los pubs del barrio, esto se acabó: el paro creció y los barrios se hicieron inhabitables.
¿Que futuro tenía un joven hijo de trabajador de los barrios industriales ingleses…? Ninguno, ser solo una pieza del capitalismo, vivir en una casa sucia de un barrio sucio, encontrar jeringuillas en las calles y peligrar de ser atacado por bandas, lamer el culo de un burgués por una miseria y ser despedido a los 45 años. Eso o meterse en el juego de la trepa, dedicarse al negocio y la explotación, para llegar a ser un burgués sin piedad más.
Este fue el motivo de crearse los primeros grupos skins: un grito de rebeldía, de voluntad de separarse para siempre de ese ambiente. No tenían dinero para salir de los barrios sucios, ni de lograr trabajos mejores. ¿Que tenían? Dos cosas: el orgullo de ser ingleses y el orgullo de su fuerza.
Los skins nacen en esta línea. Retomar la fuerza como voluntad de poder, frente a la decadencia de la droga y la debilidad de una sociedad cobarde. Y el orgullo de raza, de pueblo.
Se enfrentaron con las manos a los grupos inmigrantes, pero sobretodo se esforzaban en ser fuertes, hacer gimnasia y combatir la droga. Y como toda ruptura radical, a cambio de separarse de la sociedad crearon sus propias normas, sus ‘uniformes’, sus ‘lugares de reunión’, su música.
Entre esos primeros grupos skins había algunos claramente concienciados de que esta rebeldía era primaria, que por su origen obrero y radical, tenía grandes carencias culturales e ideológicas, pero los skins no eran políticos, eran hijos de trabajadores en paro, con una fuerte crisis personal y vivencial. No eran los estudiantes ni los hijos de intelectuales ricos, eran obreros que apenas habían hecho parte de los estudios del bachillerato. Su ideología era natural, salida de su sentido de sangre, no de clases ni de libros.
Diversos grupos NR intentaron encuadrar a los skins ingleses, como el British Mouvement. En parte lo lograron, pero en parte no.
Y aquí empieza el fin de la utopía.
No hubo líderes skins capaces de dar sentido a esa rebeldía, no lograron surgir aquellos camaradas que podrían haber dado una salida superior a esa primera salida visceral.
No había alternativa artística, convivencial, y los skins se fueron llenando de elementos neuróticos, que llegaban ya no por rebeldía ante el sistema sino por ser desechos sociales. Borrachos y locos, gentes que buscaban un refugio a sus neurosis, en vez de trabajadores hartos del sistema pero dignos en su fuerza.
Unido a esto la prensa, que siempre amplifica a los cretinos y oculta a los dignos, y tendremos que el movimiento skin se fue convirtiendo en una continuidad de actos bárbaros, sin sentido de rebeldía sino de saturación alcohólica.
Y tras ello llegó el football, el sentido de raza se sustituye por la estúpida creencia que la identidad se defiende con el equipo local y la violencia aplicada al football. La Fuerza se convierte en Brutalidad, y todo se riega con litronas.
Adiós a una utopía, a una rebeldía natural y proletaria, a una juventud harta de ser humillada, asqueada de la debilidad y del amariconamiento general de toda la sociedad. Los skins auténticos son ya sólo algo no existente para la gente, ya sólo se ven y conocen a las bestias neuróticas y drogadas de alcohol y estupidez.
Hace unos años «Mundo NS» se enfrentó a los nacional socialistas denunciando claramente que estaban anclados en 1933 y que habían perdido la cultura y el arte, que se estaban convirtiendo en cretinos con esvástica. Quizás ya es hora de que salga un Mundo NS entre los skins que diga claramente que el football y las litronas, la violencia gratuita y la brutalidad no tienen ni futuro ni nada que ver con nosotros.
Las fiestas de música del sistema con letras ‘fachas’ es un grave error, y si van unidas a borracheras, mal estilo y gamberradas, es ya algo absolutamente contrario.
Ramón Bau, 1995
No añadiremos más comentarios a estos escritos, ya de por sí bastante contundentes. Seguiremos ampliando la información con nuevos artículos de Ramón Bau sobre éste y otros temas.
Figueres, la Marca Hispànica, 23 de noviembre de 2024.
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