El wagnerianismo tiene un doble sentido: uno es el fondo ideológico, sensible y cosmológico de la obra wagneriana, o sea lo que Wagner realmente quiso hacer al componer sus dramas, tal como él mismo lo dejó escrito en su enorme obra escrita. Sus relaciones con el pensamiento de Schopenhauer y Fichte, su deseo de mejorar la humanidad a través del arte, a base de establecer los Valores que sustentan un camino ascendente del hombre. El wagnerianismo es una forma de ver el mundo, y dentro de ella está la realización de una concepción artística excelsa, que trata de llevar a la persona a su realización por el Arte.

Ramón Bau en una conferencia reciente.

Por ello, en otra visión, si nos ceñimos al mundo del arte, el wagnerianismo no nace de la nada, es la culminación de una camino del arte occidental, que progresivamente va profundizando su sensibilidad y su mensaje.

Se trata de mostrar como el arte wagneriano se integra en la corriente artística occidental de forma coherente, marcando su cúspide, pero no rompiendo con su Tradición de Valores espirituales, sino sublimándolos al máximo.

Por ello unir coherentemente la revolución beethoveniana, la ‘Música de Programa’ de Liszt y Wagner en una ‘escalera ascendente’ de profundidad espiritual por el Arte es una parte esencial de estos textos y de la concepción del wagnerianismo en el entorno artístico. De la misma forma vemos en las personas de Beethoven, Liszt y Wagner un mismo ‘modelo’ de Gran Estilo, de seriedad y profundidad en el Arte y en sus propuestas humanas.

Toda esta ‘escalera’ ascendente llega a una ruptura actual, una caída libre hacia la vulgaridad, la originalidad del circo, el materialismo y sexismo más bajo, el ruido elevado a ‘arte’, la bajeza ética convertida en ejemplo, en fin a una ruptura completa con la Tradición de Valores. Exponer esta ruptura violenta con el Arte occidental, la caída desde las alturas wagnerianas al infierno del ruido, el tam-tam y la neurosis, es el objetivo de otra parte de estos textos.

Sin Beethoven no podría entenderse el paso de la música pura del clasicismo a un primer intento de profundizar a través de la música en valores. Y es el romanticismo el paso que va a centrar el arte en el sentimiento más que en el placer estético musical.

Richard Wagner representa en el arte, como Martin Heidegger en la filosofía, el gran escándalo de un nacionalsocialismo que no se corresponde con el estereotipo de Hollywood.

Como paso inmediato previo a Wagner está la música de programa, con Berlioz y especialmente Liszt, donde la música tiene ya una relación directa con un mensaje poético, un texto no escrito pero sí articulado en la música.

Por ello Beethoven y Liszt son esenciales en el camino para llegar al wagnerianismo. Deberíamos añadir a Weber entre ambos, con la ópera romántica alemana.

Recorrer este camino es lo que trato de explicar en el fundamental texto “Como iniciarse en Wagner sin morir en el intento”, una escalera no debe saltarse sino subirse peldaño a peldaño.

En la obra de Wagner no hay solo, y yo diría, ni principalmente música, sino un drama que refleja valores en el cual hay tres lenguajes: el Poema cantado, la Representación escénica y la Música.

Adolf Hitler concibió el nacionalsocialismo como una revolución cultural wagneriana para educar al pueblo en los valores espirituales superiores.

Los textos tratan de aclarar estas tres facetas artísticas de la obra wagneriana.

Por ejemplo con “Problemas sobre los dramas wagnerianos”, “La prueba de confianza de Lohengrin”, “El diálogo teatral” o con los textos sobre Gobineau y Ortega y Gasset, tratamos de profundizar en los valores y mensajes de los dramas en sus poemas, en sus textos.

El texto “La deformación de la obra wagneriana: ¿casualidad o conjura?” muestra como el destrozo absoluto en las representaciones escénicas de Wagner es una forma premeditada actual de cambiar esos Valores.

«El héroe es aquél que osa ser, el que se atreve con la verdad y la experimenta en la forma de la ruina, la oscuridad y la muerte» (Felipe Martínez Marzoa).

Y con “Wagnerianismo como molestia para los músicos”, “¿La música del futuro?” o “El divismo y la actuación en los dramas wagnerianos” se trata de diferenciar la música pura con la música como un lenguaje dramático dirigido al sentimiento.

Muy rara vez se analiza hoy en día el Arte como una forma básica de elevación humana, nuestro tiempo ha tomado el arte como una ‘diversión’ o una ‘forma de ocio cultural’, cosa que en parte ya sucedía en otros tiempos, cuando la ópera era un acontecimiento social donde se comía y charlaba, y el teatro una diversión más parecida al Can-Can que al drama.

El esfuerzo para elevar la conciencia de la persona, y del conjunto social, ha sido siempre algo poco común, pero sin duda una parte de los artistas de todas las épocas han tratado de exponer a sus congéneres como lograrlo a través del arte. Wagner ha sido sin duda la culminación hasta ahora más profunda de esta intención de ‘Redención humana’ por el Arte, al evitar la reducción del arte a una de sus aplicaciones, la música, y tratar de lograr una obra de arte multifacética, donde todas las artes se unan en el mismo sentido de formación y redención.

La pureza del nihil. In memoriam.

‘Redención’… esta palabra puede sorprender aplicada así, pero es sin duda la más adecuada. El artista Wagner buscaba la Redención del Hombre… ¿Redimirlo de qué?… Pues de la vulgaridad, la bajeza, la comodidad, el trabajo utilista, el dinero, el placer, la mera existencia. El pecado es desperdiciar la vida en ‘sólo vivirla’ (decía Santa Teresa que el pecado es querer ser ‘feliz’), la persona que desea ‘algo más’ debe subir costosamente, con esfuerzo y sacrificio, desde el placer del estómago al dolor de la conciencia. La Redención es pues facilitar ese camino de espinas, darle una forma digna y posible.

El Arte wagneriano es un camino para lograr la conciencia y el Gran Estilo, es un camino de Redención.

Ramón Bau fue miembro de CEDADE pero en la actualidad se manifiesta muy crítico con una asociación que censuraba textos de Hitler incompatibles con el cristianismo.

Por ello es un camino trágico, doloroso, no una diversión o un pasatiempo, ni un camino al disfrute económico o material. De esa misma forma lamento informar al lector que se ponga a leer las siguientes páginas que no va a ‘disfrutar’ de una novela de moda, un texto de manipulación politiquera, ni de una lectura para la playa en verano. No le servirá esta lectura para comentarla en una sobremesa con sus amigos ni para debatir en el lugar de trabajo durante los tiempos libres. Estos textos son una vez más únicamente unas muletas para ayudar a subir la dolorosa escalera de la Conciencia. Esperad pues sólo dolor y esfuerzo. Si no es así, he fracasado al escribirlo.

Ramón Bau (Devenir Europeo)

INDICE DEL LIBRO:

– FRANZ LISZT: Genio y Bondad a la sombra del virtuosismo

– FRANZ LISZT Y RICHARD WAGNER: (Una necesidad wagneriana)

– BEETHOVEN Y WAGNER: DEL MÚSICO-POETA AL POETA-MÚSICO

– COMENTARIOS A LA LECTURA DE LAS CARTAS DE BEETHOVEN

– COMO INICIARSE EN WAGNER SIN MORIR EN EL INTENTO

– 1848: EL PENSAMIENTO GIBELINO EN LA OBRA DE WAGNER

– WAGNER Y GOBINEAU: (El sentido racial en Wagner)

– PROBLEMAS SOBRE LOS DRAMAS WAGNERIANOS

– EL WAGNERIANISMO COMO MOLESTIA PARA LOS MÚSICOS

– LA DEFORMACIÓN DE LA OBRA WAGNERIANA: ¿CASUOLIDAD O CONJURA?

– DOS CONTROVERSIAS CON ORTEGA Y GASSET SOBRE WAGNER

– JUDITH GAUTIER Y RICHARD WAGNER: (Una relación en el mundo de la sensibilidad)

– EL DIÁLOGO TEATRAL

CARRER LA MARCA recomienda la lectura de esta obra de Ramón Bau.  Pedidos: edicionesfides@yahoo.es  [25 euros; 348 págs].

Figueres, la Marca Hispànica, 30 de julio de 2022.

LOS ALIADOS EXTERMINARON A 13 MILLONES DE CIVILES ALEMANES

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