NADA DE NADA. CERO PRUEBAS CONTRA MENA. TODO UN VIDEO DE S. R. S. (36 MINUTOS) PLAGADO DE INSULTOS A JUAN ANTONIO LLOPART Y JAUME FARRERONS, BÚSQUEDAS INFRUCTUOSAS DE DOCUMENTOS OFICIALES EN TIEMPO REAL Y RIDÍCULO MAYÚSCULO AL FINAL. El documento de la foto no pertenece, según S. R. S., al fiscal Mena, sino a uno de sus presuntos sicarios, un policía llamado Ruiz. Éste ha sido el único supuesto documento oficial que presentó S. R. S. en su segunda grabación contra Jaume Farrerons. Pertenece a una pericial que, como reconoce el propio S. R. S., no ha sido publicada. Sin embargo, también este escrito, como demostraremos, es una burda falsificación perpetrada por propaladores del bulo. En cualquier caso, en todo el video no aparece ni un solo documento oficial del fiscal José María Mena y, por tanto, queda confirmado que las periciales caligráficas del Expediente Royuela son un fraude. Q. E. D. (Quod erat demonstrandum.) Ahora bien, ¿cómo es posible que entre los 50.000 seguidores del Expediente Royuela nadie se haya preocupado de verificar y convalidar la información? No responderemos aquí a los insultos y ataques personales de S. R. S. contra Jaume Farrerons porque retratan la catadura moral del autor del E. R. mejor que cualquier réplica. Otra cosa son las amenazas que está recibiendo Farrerons por cuestionar esta impostura. 

TRAS LA RÉPLICA, QUEDA CONFIRMADO QUE EL EXPEDIENTE ROYUELA ES UN FRAUDE

El video enlazado no refuta en ningún momento las conclusiones del artículo publicado por CARRER LA MARCA el pasado 14 de mayo y que incrustamos a continuación.

CÓMO ACABAR DE UNA VEZ POR TODAS CON EL EXPEDIENTE ROYUELA (2). BULO Y FRAUDE. LAS PERICIALES CALIGRÁFICAS

Acto seguido reproducimos los documentos de comparación de la pericial caligráfica francesa que son mencionados en dicho artículo:

Documento C-1.
Documento C-2.
Documento C-3.
Documento C-4.1
Documento C-4.2
Documento C-4.3
Documento C-4.4
Documento C-4.5
Documento C-5.1
Documento C6.1
Documento C-6.2
Documento C-6.3

Estos son todos los documentos de comparación de la pericial francesa. Todos. Ni uno más ni uno menos. No hay documentos oficiales. El sello es del perito. Se trata de hojas garabateadas por quienquiera que, en la implementación de este bulo, se haya dedicado a ello. Los documentos de comparación tendrían que ser escritos de puño y letra de José María Mena cuya autoría y autenticidad resultara indubitable. A partir de dichas piezas de convicción se debería poder demostrar que las notas incriminatorias atribuidas a Mena son efectivamente de Mena. Sin embargo, no existe ni una sola prueba de que los documentos de comparación hayan sido redactados por Mena. En consecuencia, la propia pericial caligráfica concluye que los documentos de comparación y las notas han sido escritas por la misma persona, pero no afirma en ningún lugar que esa persona sea Mena. En la pericial caligráfica austríaca nos encontramos con la misma situación. Los documentos de comparación son simples notas no autentificadas. La pericial no fundamenta el Expediente Royuela. De hecho, insistamos en este punto, sólo «fundamenta» que los escritos de comparación y las notas han sido redactadas por la misma persona. Véase:

http://www.javierroyuelasamit.com/documentos/pericial-caligrafica-hecha-en-austria/

Si tanto la pericial francesa como la pericial austríaca adolecen del mismo defecto, podemos concluir que el Expediente Royuela es un fraude. ¿Por qué? Los autores del ER han afirmado una y otra vez, hasta la saciedad, que las periciales efectuadas confirman la autoría de las notas e incriminan a José María Mena, pero esta pretensión es rigurosamente falsa. S. R. S. y su padre han mentido conscientemente y engañado a sus seguidores.

CÓMO ACABAR DE UNA VEZ POR TODAS CON EL EXPEDIENTE ROYUELA (1). METODOLOGÍA

LAS DESCALIFICACIONES PERSONALES COMO MAL SUCEDÁNEO DE LAS PRUEBAS

Sobre las motivaciones de estos impostores, que S. R. S. nos reprocha no explicar, ya nos hemos extendido en nuestro artículo sobre metodología y no vamos a abundar en ellas mucho más. Sólo recordar y subrayar que el padre de S. R. S. era un miembro o un colaborador de la Operación Gladio, trama criminal de la OTAN —con ramificaciones en la extrema derecha, la mafia, la masonería y el Vaticano— que asesinó a centenares de ciudadanos europeos (entre otros delitos) y cuya existencia está perfectamente documentada en España hasta los GAL. También conviene no olvidar que S. R. S. perpetró un atentado terrorista del mismo formato que el de los GAL, aunque no sabemos si formaba parte de una suerte de «GAL catalán» o, presentando su currículo familiar, intentaba ser reclutado a tales efectos por las cloacas del Estado:

Detenido el hijo de un subastero de Barcelona tras explotar una bomba.

Finalmente, S. R. S., junto con otros tres miembros del «GAL catalán», fue condenado a seis años de cárcel.

Los Gladio/GAL y todas sus ramificaciones mafiosas, masónicas y clericales católicas estaban nutridas, en general, por falsos disidentes ultras pseudo anti-sistema, sicarios a sueldo que, en realidad, trabajaban no ya para el Estado español, sino, en última instancia, para el Deep State, el verdadero «Estado» (=oligarquía); una «trama criminal impune», esta sí, que, por lo que respecta a España, tiene su sede en el Pentágono o, para ser más exactos, en las oficinas del Mossad. Dicho brevemente: los promotores del Expediente Royuela son el vivo ejemplo de todo aquéllo que imputan sin fundamento a Jaume Farrerons, Juan Antonio Llopart y José María Mena. (Entre otras muchas personas injuriadas y hasta amenazadas por no querer darle la razón a la mafia ultracatólica de subasteros). Incluyo aquí no sólo la tan denostada «trama criminal impune» —Gladio—, sino el enfermizo afán de notoriedad, la obsesión por el dinero, el odio desatado, etcétera.

Los videos de vergüenza ajena que el propio S. R. S. sube a Youtube —verdaderos strip tease psicológicos—  ilustran estas afirmaciones. Que S. R. S no es nadie  o incluso menos que nadie —¿cómo calificar a un energúmeno con semejante historial penal?— y no puede compararse en ningún sentido con Jaume Farrerons —ya no digamos con José María Mena— lo ilustra el hecho de que, en Plataforma per Catalunya (PxC), donde coincidieron por pura casualidad, Farrerons ejercía de ideólogo y secretario general —dimitió en 2003 para eludir, precisamente, la proximidad de los ultras del Deep State que pululaban por la formación—, mientras que S. R. S. se ocupaba de… la página web. Farrerons era y es alguien. S. R. S. ha sido siempre menos que nadie. Por lo que respecta a la moralidad, cuando Josep Anglada fue traicionado por los ultraderechistas que, a sueldo de las cloacas, reventaron el partido, lo disolvieron y se integraron en Vox (otro engendro del Pentágono), quien ayudó al presidente ilegalmente destituido —y el único que le ayudó, además de su amante Marta R.— no fue S. R. S., sino Jaume Farrerons.

LA SOCIEDAD SECRETA “EL YUNQUE” CONTROLA LA CÚPULA DIRIGENTE DE VOX (2). UN ENGENDRO SIONISTA

LOS DOCUMENTOS OFICIALES

El documento que S. R. S. presenta como «prueba» de la autenticidad del Expediente Royuela —¿a la espera de que se fabrique otro?— no es de Mena y brilla por su ausencia en las periciales francesas y austríaca, en las cuales no se puede identificar ni un solo documento oficial escrito de puño y letra y firmado por el fiscal Mena. Pero, ¿es el documento del policía Ruiz un documento oficial? Pues va a ser que no. Compárese un documento auténtico de la unidad de policía judicial de la Guardia Civil con la burda falsificación que S. R. S. muestra en el video:

Y otro:

A continuación, subimos el único documento «oficial» (¿?) exhibido por S. R. S.:

Aquí sólo es auténtico el sello del perito francés. Los documentos oficiales deben ostentar un membrete, no el simple nombre mecanografiado de la institución. Además, el registro de entrada tiene la forma de un sello al que el funcionario del registro añade los datos a mano (y luego, si es importante, firma con rúbrica). Por no hablar del imprescindible sello de la institución oficial, bien visible en el segundo documento auténtico. El documento del «policía Ruiz» que S. R. S. nos enseña puede ser fabricado por cualquiera y nosotros mismos le podemos presentar a S. R. S. un «documento» firmado por el fiscal Mena donde se asevere que cierto subastero emporrado es el pato Donald; añadiendo, acto seguido, un número de registro, una fecha y un garabato inventados. ¿Por qué es, empero, tan burda la falsififación? Cualquiera, incluso S. R. S., podría haberlo hecho mucho mejor pegando un membrete de un documento válido real e imitando la estructura del oficio. La respuesta a tanta chapuza es fácil: precisamente porque ningún juez aceptaría que algo tan grosero pueda hacerse pasar por un documento auténtico. Y así a S. R. S. ni siquiera se le puede acusar de falsificación de documentos, algo que ya ocurrió con las falsificaciones de Rocío Monasterio. Sólo los cretinos integrales que siguen el Expediente Royuela pueden «creerse» semejante bulo para tontos. Como se creyeron que «El País» había tenido que darle la razón a Rocío Monasterio porque la información publicada por el diario era falsa, algo que no tiene nada que ver con la naturaleza jurídica del derecho de rectificación.

ROCÍO MONASTERIO MINTIÓ SOBRE LA PRESUNTA RECTIFICACIÓN DE «EL PAÍS»

A los «creyentes», y sólo a ellos, va destinado pues el fraude. Ninguno verificará nada si no lo ha verificado desde 2019. Farrerons ya lo explicó en su cuenta de Twitter.

En definitiva, S. R. S. ha tenido la oportunidad de refutar el patente fraude de las periciales caligráficas, pero, por lo visto y oído en su grabación, parece incapaz de ofrecer una explicación coherente y razonable sobre las fuentes y fundamentos objetivos del Expediente Royuela. Se limita a insultar y descalificar, típico recurso de los incompetentes y los demagogos. S. R. S. es una fábrica de producción de bulos en tiempo real: se va inventando la historieta en función de la actitud del interlocutor. Los críticos con el ER son todos corruptos, tontos, cobardes, vendidos, etc. El royuelismo no constituye, empero, un fenómeno racional; de ahí que su principal corriente de seguidores, además de los ultraderechistas católicos standard, provenga los negacionistas víricos y vacunales, un movimiento social contra la ciencia promovido bajo mano por la propia oligarquía sionista. Afirma S. R. S. que cualquiera puede doctorarse, y más en filosofía (la lógica debe de ser para él cosa de cretinos), pero con su forma de razonar —¡es un decir!— no se le ve capaz ni de superar siquiera el examen de selectividad.

Figueres, la Marca Hispànica, 16 de junio de 2022.

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