EL SPD ES UN NIDO DE RACISMO JUDÍO. La secta supremacista judía Habbad/Chabad/Jabad, sobre cuyas oscuras conexiones con Carles Puigdemont ya alertaba CARRER LA MARCA en marzo de 2018, manipuló la justicia alemana para impedir la entrega del prófugo Carles Puigdemont y ahora ha modificado ad hoc las normas de la Eurocámara a efectos de garantizar su inmunidad parlamentaria.

LA SOCIALDEMOCRACIA HASÍDICA DE ASQUENAZ

La ministra de justicia alemana Katarina Barley pertenece al partido socialdemócrata alemán (SPD) y la socialdemocracia asquenazi constituye un instrumento político tutelado —vamos a decirlo así— por la secta supremacista judía Chabad, Habbad o Jabad Lubavitch. A las relaciones entre Puigdemont y dicha trama tenebrosa de perturbados mentales ya dedicamos un artículo que se enlaza aquí. No vamos a insistir más al respecto. Nos limitaremos a ampliar la información con materiales que acreditan la impronta de Habbad/Chabad/Jabad en las izquierdas alemana y británica. Una vez más, nuestra fuente es Israel Shahak, el profesor universitario israelí que ya nos instruyera, en el artículo citado, sobre la criminal ideología hasídica de Jabad/Chabad/Habbad Lubavitch:

¿Cuáles son los puntos de vista de este movimiento respecto a los no-judíos? A modo de ejemplo, tomemos el famoso Hatanya, libro fundamental del movimiento Habbad, una de las ramas más importantes del hasidismo. Según este libro, todos los no-judíos son criaturas totalmente satánicas «en las que no hay absolutamente nada bueno». Hasta un embrión no-judío es cualitativamente distinto de uno judío. La existencia misma de un no-judío es «inesencial», mientras que toda la creación tuvo lugar exclusivamente en aras de los judíos

[Fuente: Historia judía, religión judía. El peso de tres mil años, Israel Shahak, Madrid, Machado Libros, 2ª edición, p. 96 y ss]. Resumido en una imagen: Katarina Barley sería algo así como una muñeca hinchable política que sólo existe para servir al rabino Yehuda Teichtal de Chabad/Habbad/Jabad Lubavitch en Berlín.

El principal difusor del hasidismo entre los gentiles de Alemania fue el filósofo Martin Buber, al que Israel Shahak no duda en calificar de impostor:

Las numerosas obras en las que ensalza a la totalidad del movimiento hasídico (incluido Habbad) no llegan siquiera a insinuar las verdaderas doctrinas del hasidismo en relación con los no-judíos.

Pero el fraude no se limita a Martin Buber a pesar de su relevante papel e inmerecido prestigio como filósofo:

Ahí están también, por ejemplo, el influyente sociólogo y estudioso bíblico Yehezkiel Kaufman, un defensor del genocidio basado en el modelo del libro de Josué, o el filósofo idealista Hugo Shmuel Bergman, que ya en 1914-15 defendía la expulsión  de todos los palestinos a Iraq, y muchos más. (…) Aunque este fenómeno de apoyo ciego y estalinista a cualquier mal, siempre y cuando sea «judío», es especialmente fuerte desde 1945, cuando se supo la verdad sobre el exterminio de los judíos europeos, es un error suponer que empezó justo entonces. Por el contrario, data de tiempos lejanos, sobre todo en los círculos socialdemócratas. Uno de los más tempranos amigos de Marx, Moses Hess, muy famoso y respetado por ser uno de los primeros socialistas de Alemania, demostró después que era un judío extremadamente racista, cuyas opiniones sobre la «pura raza judía» publicadas en 1858 no se diferenciaban de monsergas comparables sobre la «pura raza aria». Pero los socialistas alemanes, que combatieron contra el racismo alemán, guardaron silencio acerca de su racismo judío.

[Fuente: Israel Shahak, op. cit., p. 102]. Y dado que la ministra Barley es «medio inglesa», conviene subrayar que dicha influencia racista judía en el partido laborista británico es tan señalada e incluso más, si cabe, que en partido socialdemócrata alemán, según acredita el propio Shahak:

En 1944, durante la lucha contra Hitler, el Partido Laborista británico aprobó un plan para expulsar a los palestinos de Palestina que se asemejaba a los primeros planes de Hitler (hasta más o menos 1941) en relación con los judíos. Este plan fue aprobado bajo la presión de los miembros judíos de la cúpula del partido, muchos de los cuales han manifestado hacia los intereses políticos israelíes una actitud mucho más «familiar y amistosa» que la que jamás mostraron los conservadores que apoyaron a Ian Smith, sus «familiares y amigos» británicos, hacia los intereses políticos sudafricanos. Pero en Gran Bretaña los tabús estalinistas son más fuertes entre la izquierda que entre la derecha, lo cual lleva a que apenas haya discusión cuando el Partido Laborista apoya al gobierno de Begin.

La ministra mediobritánica Katarina Barley conocía la resolución de Schleswig-Holstein, como ella misma sugiere,  mucho antes de que el tribunal regional «alemán» la evacuara públicamente, pero sólo porque fue ella misma quien, siguiendo instrucciones de la secta Haddad/Jabad/Chabad, ordenó a los jueces competentes que resolvieran, aún incurriendo en un claro delito de prevaricación, en favor del sectario y correligionario chabadista Carles Puigdemont. Son esos mismos poderes cabalísticos de Asquenaz, la primera potencia de la UE —judía, que no alemana—, los que han movido los hilos mafiosos para modificar las normas vigentes en materia de inmunidad parlamentaria europea a efectos de garantizar la impunidad del criminal prófugo Carles Puigdemont.

EL MEDIADOR CABALÍSTICO DE ROLF MÜTZENICH

Todavía resuenan en nuestra memoria las declaraciones de la ministra de justicia alemana, Katarina Barley, sugiriendo que España no sería un país libre. Alemania, afirmó con estúpida jactancia, sí. Ahora bien, un lugar donde el código penal castiga delitos de opinión que afectan a libre discusión sobre la historia del país será, como cabe imaginar, muy libre… La medio-inglesa Barley, hay que decirlo, es tan alemana como Winston Churchill, pero ya sabemos que, en la actualidad, conviene hablar más de Asquenaz que de Alemania, la nación germana propiamente dicha. Alemania dejó de existir tras la Segunda Guerra Mundial y parte del antiguo territorio alemán permanece a día de hoy gestionado por un gobierno cipayo de ocupación, la dictadura de los usureros, que se dedica a perpetrar la sustitución étnica de su propio pueblo —al que, obviamente, no reconoce como tal— hasta su total y prevista extinción. Barley forma parte de la jauría de logias y sectas cabalísticas judeo-cristianas dedicadas a la tarea de consumar el mayor genocidio de la historia en beneficio de otro pueblo, a saber, el escogido, al que la ministra sirve lacayunamente con indisimulado deleite. Sea. Pero que la iniciada tenga además la desvergüenza de reivindicar su laboratorio de mestizaje racial planificado como modelo de libertad para España es ya demasiado. Sepa que por ahí no vamos a pasar, hermana Barley.

Barley con el rabino Teichtal de Chabad.
Barley con el rabino Teichtal de Chabad.

También tuvimos que soportar que el sectario Rolf Mützenich,  número dos del grupo parlamentario socialdemócrata en el Bundestag, comparara la justicia española con la turca:

Este miembro del Bundestag ha desaprobado, en declaraciones en un diario alemán, el Handelsblatt, las críticas del gobierno español contra Barley por decir que la decisión de la justicia alemana de dejar en libertad a Puigdemont era «absolutamente correcta». Según Mützenich, la liberación del presidente es «comprensible» y «el gobierno español tiene que aceptar que la jurisdicción alemana decida, independientemente de los requisitos políticos». / De la misma manera, el miembro del Bundestag pide diálogo entre Catalunya y España e indica que «ya es hora que el gobierno español busque una solución política para Catalunya». En la misma línea apunta que si esta mediación necesita «ayuda de terceros», los estados europeos y la Unión Europea «serían las personas de contacto adecuadas». / Mützenich insiste en cuestionar la euroorden: «El Gobierno federal tiene que considerar si la orden de detención europea e internacional, en virtud de la experiencia con, por ejemplo, el poder judicial turco, español o polaco, todavía permite un procedimiento adecuado y cumple los principios legales del estado democrático».

A estas alturas, ya no nos cabe la menor duda tampoco de que Mützenich actúa como sicario de Habbad/Chabad/Jabad. De manera que, si el guión se aplica tal como cabe esperar, el siguiente figurón en el escenario de esta comedia ya escrita consistirá en que la Unión Europea proponga el nombramiento de un mediador —o relator— para las relaciones exteriores entre Cataluña y España.  No otra fue en su momento la sugerencia de Mützenich y tenemos la certeza de que, a través de él, expresábanse las fuentes autorizadas del único poder que administra realmente Europa.

Figueres, la Marca Hispànica, 20 de diciembre de 2019

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